Ganador del concurso ‘Nacidas para Sufrir’

…Y de hecho no es ganador, sino ganadora. Judith P. G. se llama la afortunada agraciada, que podrá hacer las maletas tranquilamente un finde de estos e irse a disfrutar sin preocupaciones de la tierra y los buenos productos riojanos.

A continuación reproducimos su relato, que si bien no le ocurrió precisamente a ella -o no lo quiere confesar…- resulta que es una fórmula bastante poco común a la hora de relacionarse sentimentalmente. Esperemos que os guste.

‘Mi amiga Laura estaba empezando a salir con Blanca -tonteando podríamos decir- nada mas dejar de verse con Estrella, con la que nunca tuvo nada serio. Como vivían a treinta kilómetros de distancia y tenían sus ocupaciones, sólo se veían los fines de semana. Pero mira qué casualidad: El fin de semana que Blanca no podía quedar, Estrella sí, y como Laura decía que no tenia nada serio con ninguna, diremos que aprovechaba el tiempo…

Pasaron las semanas, hasta que se desencadenó algo que nadie tenía previsto. Ni las mas agoreras de sus amigas, que no hacíamos mas que advertirle de las posibles consecuencias de tontear con dos a la vez: Blanca llamó a Laura un viernes para quedar, pero como Laura no se encontraba muy bien le dijo que podrían verse el sábado para comer. Esto es algo normal, hasta que a última hora mejoró y nos acompaño a tomar unas copas…

La sorpresa vino cuando vió a Estrella. Y no se había parado a pensar que si Blanca la había llamado para salir muy probablemente también estaría allí. La notamos muy tensa, tanto que enseguida salió del local con nuestra amiga. Sonaba a incomodidad, y la única razon para estar incómoda podría ser que estubiera con otra.

Nada mas salir, se nos acercó la segunda sorpresa de la noche: Blanca, tan enfrascada buscando a Estrella, que no reparó en que se lo estaba preguntando a las amigas de Laura. Le dijimos que si buscaba a Estrella estaba fuera con Laura. Su cara fue un poema, no esperaba que se conocieran. Empezo a balbucear, a mirar a todos lados, a tocarnos… Quería saber de que se conocían.

Dijimos a Blanca que esperase, que las buscábamos nosotras -por si acaso veía algo que no debiera-, y cuando nos encontramos y se lo dijimos, Estrella preguntó a Laura de qué conocía a Blanca -una pregunta bastante difícil de contestar…- por lo que se la devolvió, y ella tampoco supo que contestar. El culmen llegaría con la aparición de la tercera en discordia, que no se aguantaba los nervios dentro. Menudo lío se armó, era un triángulo en toda regla: Estrella con Laura, Laura con Blanca y Blanca con Estrella.

Es una noche que no olvidaremos fácilmente. Pasaron de la estupefacción a la indignación, y más tarde a los reproches, hasta que alguien sacó una botella de ron, y entre chupito y chupito se fueron más felices que cualquier cosa. Y hasta hoy, que son la mar de felices las tres juntas.

Y bien mirado, es una relación a la que solo veo ventajas respecto a las mas convencionales: Comparten alquiler entre tres, las tareas entre tres, siempre hay un mediador en las discusiones de pareja… Y continúan con el mismo sistema que cuando empezaban a conocerse: que si hoy yo estoy cansada salís vosotras, que a mi no me apetece ir al cine id vosotras, que tengo mucho trabajo atrasado y me tengo que quedar…. A veces hasta me dan envidia de lo bien organizadas que están. Y de eso hace ya casi 4 años…’