Francesca Woodman: la artista del desnudo femenino

Un recorrido artístico por su vida

Una vida muy efímera pero llena de éxitos. En menos de una década, esta artista norteamericana, que se suicidó a los 23 años de edad, fue capaz de examinar y analizar el cuerpo, especialmente el suyo, y la representación del yo como ningún otro artista.

Personal, íntimo y muy realista, el trabajo de Francesca Woodman, pese a su corta vida, se ha convertido en un claro referente para el desarrollo de artistas sucesivos. Por eso, con motivo de su trayectoria de éxito y del treinta aniversario de su muerte (se suicidó en 1981), La Fábrica Galería acoge una exposición con un total de veinte fotografías, nueve de ellas inéditas, de los diferentes periodos de la artista con las que apreciar su constante evolución.

Las fotografías que componen esta muestra permiten indagar en el recorrido artístico de Woodman desde su primera fotografía ‘Autorretrato a los 13’ (1972), pasando por su trabajos como estudiante en la Escuela de Bellas Artes de Rhode Island y durante su estancia en Roma, hasta algunos de sus últimos trabajos realizados en Nueva York

Una artista del desnudo femenino

Muy interesada por el retrato, Francesca Woodman centró la mayor parte de su producción en la exploración del cuerpo femenino, le teatralización, el surrealismo y el autorretrato como género, ya que Woodman era la principal protagonista de sus imágenes

Estas imágenes eran retratadas en escenarios oscuros, fríos y melancólicos, en habitaciones en las que la artista era capaz de reflejar la soledad, el paso del tiempo y el olvido.

Sus desnudos en lugares caóticos y con una cierto aire gótico conseguían oscilar entre extremos como la aparición y la desaparición y la sexualidad y la inocencia.

Su cuerpo en sus trabajos aparece borroso, escondido tras papel pintado, con ropas andrajosas, en movimiento, presa de ventanas o debajo de muebles y posando con todo tipo de objetos simbólicos

Una corta pero intensa vida artística

Muy precoz y con un enorme talento, la temprana obra de Francesca Woodman muestra a una artista con mucha forma y a punto de despuntar, algo que habría llegado a conseguir durante su etapa de madurez.

Sin embargo, poco antes de suicidarse, la joven Woodman escribió una carta a un amigo en la que manifestaba que su vida en ese punto era como un sedimento muy viejo en una taza de café, prefiriendo morir joven dejando varias realizaciones, ‘en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas’.

Por su forma y estilo, la obra de Francesca Woodman suele ligarse íntimamente a la de otras artistas como Ana Mendieta y Hanna Wike y artistas de generaciones superiores como Cindy Serman y Karen Finley a colación de su concentración en el yo y en el cuerpo femenino.

Exposición: Francesca Woodman. Lugar: La Fábrica Galería. Calle Alameda, 9. Hasta el 21 de enero de 2012