Autor: Werner Fassbinder Dirección: Dan Jemmett Producción: La Abadía, con la colaboración del Goethe-Institut Madrid Duración aproximada: 90 minutos Traducción: Miguel Sáenz Actores: José Luis Alcobendas (Ridolfo y Pandolfo), Jesús Barranco (Tráppolo), Miguel Cubero (Don Marzio), Lino Ferreira (Leandro), Daniel Moreno (Eugenio), Lidia Otón (Lisaura), María Pastor (Vittoria), Lucía Quintana (Plácida) Calificación: 7
¿De qué va?
Al igual que en su carrera cinematográfica, Rainer Werner Fassbinder, saca su ácida lupa para realizar una radiografía de la sociedad. En el universo de ‘El café’ se agrupan una buena serie de desheredados sociales; embaucadores, prostitutas, usureros, ludópatas, mafiosos, cínicos, embaucadores adictos a la cafeína, adulteros y criados con secretos que guardar forman una troupe única y a la vez universal.
Y es que los personajes que engañan, sufren, estafan, coaccionan y terminan vendiendo su alma a lo largo de la obra son como un microcosmos, como un espejo del mundo. ‘El café’ diseñado por Fassbinder se convierte en un crisol poliédrico de las miserias de nuestra sociedad, un centro de reunión donde traficantes de almas compran y venden futuros.
Como si de un imán se tratase, la casa de juegos atrae a todos los protagonistas de la obra. Aquí es donde las vidas se transforman en tragedias; Eugenio ofrece a su mujer como prostituta (con el consentimiento de ella) para saldar sus deudas, Leandro, que pretende ser un forastero noble, se aprovecha de que las máquinas de la casa de Pandolfo están trucadas, Plácida desea a alguien que se llama Flaminio Ardenti, Lisaura disfruta como protegida de Don Leandro…cada uno tiene sus propias miserias, pero todos comparten un elemento fundamental, las vidas de todos ellos están viciadas por el poder y el dinero
Un adelanto de ‘El café’
¿Sabías qué…?
1- Rainer Werner Fassbinder ha sido uno de los artistas de la última mitad de siglo XX más prolíficos y precoces. De hecho está obra la escribió cuando contaba con tan solo 24 años.
2- La obra es una libre interpretación de la obra homónima de uno de los padres de la comedia del arte; el veneciano Carlo Goldoni.
El café data de 1750. Acerca de esta pieza, Goldoni señalaba en sus Memorias: ”Con el título de esta obra no presento una historia o un determinado carácter humano [como es el caso con muchas de sus obras], sino un café, donde transcurren varias acciones a la vez, al que varias personas son atraídas por distintos intereses”.
3- Las propias condiciones de producción de la obra ponen de manifiesto la singularidad de la coyuntura en que nos encontramos: ante los recortes de presupuesto del teatro, este proyecto sale adelante gracias a un esfuerzo compartido en elque los actores someten su sueldo al resultado final de taquilla.
4- El rompedor montaje del británico Dan Jemmet no dejará indiferente a nadie. Lo cierto es que no es la primera vez que el director y La Abadía colaboran en una obra. En 2008, La Abadía le invitó a dirigir ‘El Burlador de Sevilla’ con un reparto español, una puesta en escena llena de ingenio alrededor de un Don Juan poco ortodoxo.
5- La obra está incluida en un proyecto más amplio que tiene como objetivo descubrir la figura de Fassbinder, el anarquista romántico.
Lo mejor
1- Una invitación a reflexionar. Fassbinder realiza una foribunda crítica a la sociedad burquesa, pero no lo hace de manera maniqueista, sino que cede espacio al espectador para que saque sus propias conclusiones.
2- Pura actualidad. A pesar de que la obra esté escrita a principio de la década de los setenta, en una España en la que la corrupción parece diseñar nuestra agenda diaria, el texto no ha perdido ni un ápice de actualidad.
3- Los actores están todos a gran nivel. Tengo que decir que en la representación a la que asistí, me gusto sobremanera José Luis Alcobendas, por una actuación que mezclaba dramatismo y comedia a partes iguales.
4- Destellos del montaje. Sin querer desvelar demasiado contenido de la obra, hay que decir que el revolucionario espacio escénico ideado por Dan Jemmet encuentra soluciones geniales para el desarrollo de la obra.
Lo peor
1- No es una obra fácil de ver. El montaje escénico trazado por Dan Jemmet es rompedor, vanguardista y en momentos genial, pero también es algo irregular, demasiado repetitivo en algunas acciones,….para terminar de concretar una obra de difícil digestión.
2- La acustica de la sala no nos pareció del todo adecuada. De hecho, cuando algún actor se dirigía a una parte concreta del público, el resto de la sala se perdía alguna que otra cosa.