‘Desde aquí veo sucia la plaza’: España, supercherías, tradición y Berlanga

Quedamos con tanto tiempo de antelación para ver la obra que no sé muy bien si mi acompañante me quiere emborrachar o simplemente ligar conmigo. Estamos a domingo y soy de los que juegan al juego, así que decido pedir otro doble de cerveza y me dejo invitar.

Disfrutamos del placer de callejear por Lavapiés y llegamos a un Teatro del Barrio que nos ofrece una visión inmejorable. Numerosas familias (de esas que no acuden al Foro de la Familia ni encuentran un perturbador placer a la hora de plegarse ante los mandamientos de la España cañí) disfrutan de una tarde de domingo abrazadas a la cultura.

Arranca el espectáculo y desde los primeros instantes sentimos que estamos ante una obra que, al igual que el sencillo montaje de la función, se abre al espectador con absoluta franqueza. ‘Desde aquí veo sucia la plaza’ nos lleva hasta el municipio imaginario de Villanueva de la Faca para, al igual que las obras de Valle Inclán, ofrecernos un retrato grotescamente real de lo que es la esencia española.

La obra nos muestra una región inventada, pero dadas las tradiciones que se llevan a cabo en Villanueva de la Faca la acción se podría situar en Manganeses de la Polvorosa o Tordesillas (donde cada año se disputa el infame torneo del toro de la vega y se celebra el sufrimiento y la muerte como si fuese un cumpleaños), puesto que la feroz parodia que se establece en la obra se puede aplicar a toda la España rural… y no tan rural.

Desde tiempos inmemoriales en Villanueva de la Faca se ha lanzado una cabra por el campanario. Sin embargo, aunque la España más española se mantenga inalterable en sus miserias lo cierto es que los tiempos cambian y Europa no ve con buenos ojos eso de que un pequeño municipio justifique la barbarie en nombre de la tradición.

El pueblo se rebela. Los vecinos, la iglesia y las autoridades de Villanueva de la Faca inician un viaje hacia ninguna parte con el objetivo de españolizar a Europa…

Un montaje desnudo

Cuatro artistas frente al público, ese podría ser el resumen de una obra que apuesta por una sencillez en el montaje que consigue potenciar la fuerza del texto. Chiqui Carabante realiza una radiografía de lo español pero no quiere que haya depresiones masivas tras la obra así que el brillante texto que se nos muestra sobre las tablas del Teatro del Barrio se apoya en el humor.

Un sentido del humor que también es muy español. De la autoparodia de Quevedo, del certero análisis de lo absurdo de Berlanga, brindando por la incoherencia como hacen Faemino y Cansado, ácido y en ocasiones cruel como versos que hablan de desamor.

Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa ofrecen un clínic de interpretación. Los tres actores se reparten más de diez personajes y resultan igual de creíbles haciendo de las clásicas vecinas cotillas, de un alcalde que parece que se ha escapado de una película de Pajares y Esteso o de la misma cabra a la que se humaniza a lo largo de la obra.

Los actores están acompañados por un más que fabuloso Pablo Peña, que ejerce como maestro de ceremonias y se encarga de los suculentos efectos sonoros de la obra.

‘Desde aquí veo la plaza sucia’ se encarga de atizar a la España más folclórica. Sin embargo, la crítica de la obra no se queda en los márgenes de la superchería, sino que engloba a la esencia de lo español.

Una obra que provoca risas dolorosas, que nos hace mirarnos frente al espejo y que nos confirma que en la diatriba entre la barbarie y la civilización, la razón termina tirándose por el campanario.  

Ficha artística

‘Desde aquí veo sucia la plaza’

Dirección y dramaturgia: Chiqui Carabante

Actores: Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa

Música en directo: Pablo Peña

Texto: Club Caníbal.

Diseño de luces: Nerea Castresana

Escenografía: Walter Arias

Vestuario: Salvador Carabante

Producción: Lorena H. Tudela.