‘¿Qué responderías si te propusieran acabar con un acontecimiento que defiende los derechos básicos de un colectivo y, a la vez, reporta a tu ciudad beneficios como ninguna otra celebración? ¿Qué pensarías de tu Ayuntamiento si supieras que, año tras año, se ha encargado de dificultar y castigar la organización de la misma?’
De esta frontal y directa manera comienza el montaje visual de la campaña #ConOrgullo de OrgulloLGTBmadrid, una iniciativa a la que se han sumado veteranos activistas como Boti García de FELGTB o Federico Armenteros de la Fundación 26 de Diciembre, y que a la vez ha movilizado al escritor Eduardo Mendicutti y al actor y humorista Julián López, a la vez que a una heterogénea muestra de la ciudadanía que apoya y defiende la cita por la Diversidad más multitudinaria de España.
¿Qué ha motivado la movilización?
Tal y como explican en la descripción de la campaña #ConOrgullo, la conmemoración del Orgullo LGTB en Madrid se ha convertido, además de en el acontecimiento por la Diversidad más apoyado por la ciudadanía, en el evento turístico más importante del año, que genera ingresos superiores a los 110 millones de euros en cada edición.
Tampoco es secreto ni la incapacidad de la gestión turística del Consistorio, -que ha propiciado que Madrid se convierta en la única región de España en la que se ha derrumbado literalmente la llegada de visitas del extranjero-; ni el creciente deterioro de las relaciones del mismo con la Organización del Orgullo, a quienes han mostrado su hostilidad deliberadamente durante los últimos años.
Las maniobras de desmovilización citadas han incluido desde 2011 una sanción periódica a las entidades organizadoras del evento que han alcanzado los 159.802€ en 2013, todas aludiendo a la contaminación acústica generada en el encuentro.
¿Qué reclaman?
OrgulloLGTBmadrid denuncia que el exceso de ruido no puede ser una razón que induzca al Ayuntamiento a obstaculizar reiterada y virulentamente la cita, ya que las mismas calles acogen celebraciones deportivas, comerciales y religiosas de similar naturaleza y participación ciudadana.
Esta inconveniente situación influencia de manera muy cercana a la celebración de otros dos grandes eventos en Madrid, la Convención Mundial de Turismo Gay este mismo año y la acogida del World Gay Pride en 2017, dos encuentros que ya comienzan a resentirse por la continuada represión institucional a la que la organización del Orgullo se ve sometida. Un hecho que comienza a fraguar el pensamiento colectivo de que el Ayuntamiento ‘nos quiere sacar del mundo’.