Las organizaciones de salud internacionales nos lo han dicho en más de una ocasión, la prevalencia de infecciones de transmisión sexual en varones homo y bisexuales se han disparado en las principales capitales europeas en los últimos años, algo que toca cercanamente al Reino Unido -y a España-, ya que somos el único colectivo que no ha logrado reducir el impacto del VIH en la última década.
Gran parte de esta inconveniente situación para la erradicación de la pandemia se explica con la relajación voluntaria de los métodos preventivos por parte de los propios interesados, nosotros; una realidad que interconecta varias aristas de la actual situación social, moral y económica que agudiza los comportamientos tóxicos y autolesivos de la ciudadanía, como ya ha ocurrido en otras épocas de depresión.
En cuanto al colectivo de hombres que tienen sexo con hombres, el impacto de este paradigma les ha colocado -en su generalidad, y con especial incidencia en las grande urbes- en una posmoderna actitud nihilista que aleja sus límites percibidos y su auto concepto hacia un compulsivo ”tráfico de placeres”, en la que prima el ”caballo grande ande o no ande” y el ”más siempre es más” -porque al final no queda nada-.
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Implicaciones del ‘chemsex’ en la salud colectiva
Reflejo de esta instalación en el imaginario gay de la inutilidad de la propia existencia son las fiestas de sexo en grupo, afterhours caseros en los que se consumen y mezclan drogas ilegales con el objetivo de manterner relaciones sexuales deshinibidas y desenfrenadas.
Esta realidad, que ya es considerada una alarma sanitaria, ha sido registrada por el periodista Mobeen Azhar para BBC News. A través de varias entrevistas tanto con profesionales de la salud como personas que lo han vivido en primera personas, Azhar encuentra vínculos entre las fiestas de chemsex, el ascenso del sexo sin protección, y la propagación de infecciones de transmisión sexual.
El periodista también indaga en el origen de estos hábitos, que frecuentemente viene asociado a situaciones de rechazo y opresión -que no sólo se dan por la condición sexual, sino por la social, familiar, económica, etc…- y que también está influenciado por la profusión de plataformas de contactos personales-.
En los diez minutos de duración de la pieza, Azhar también introduce el debate del uso de la profiláxis pre exposición en estos determinados casos, pues no se puede negar que los hombres homo y bisexuales de las grandes ciudades tienen suficiente información sobre prevención; sin embargo, en su voluntaria decisión de obviarla se convierten en potenciales transmisores de infecciones como el VIH, en una coyuntura muy determinada en la que debemos aplicarnos si queremos eliminar la pandemia del mundo en un futuro cercano.
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