Aprende a meditar, escápate con la mente

Cuando la rutina diaria te ahoga, empiezas a angustiarte y para volver a rendir a tu nivel normal necesitas encontrar algún medio que te ayude a restablecer tu equilibrio mental.

Tú sabes mejor que nadie que cuando te asaltqa el estrés y los problemas empiezan a desencadenarse; insomnio, jaquecas, molestias digestivas… Y todo esto hace que no puedas rendir a buen nivel.

Pero no te preocupes, con paciencia y disciplina es posible construir un refugio de todas esas agresiones e inclemencias externas -y también internas-. Y además, la principal ventaja es que una vez conquistado, podrás volver a él desde cualquier lugar y a cualquier hora.

Empieza por relajarte

Lo cierto es que hay muchos tipos de meditación, aunque todas van buscando el mismo fin, poner la mente en blanco para no pensar en nada y liberarnos de todo aquello que nos preocupa. Por ello, antes de comenzar a meditar hay que encontrar la tranquilidad mediante la relajación

Lo primero que necesitamos para empezar la relajación es una habitación en penumbra, con un ambiente cálido, en silencio, y vestir ropa cómoda que no te apriete en ningún sitio. Dicen los expertos que la mejor postura es en el suelo, sobre un cojín con las piernas cruzadas y la espalda recta, pero si no te sientes especialmente bien de esta manera busca otra forma con la que tengas la espalda bien recta y las piernas separadas.

Empieza a respirar, siendo consciente de cada inspiración y expiración, sintiendo cómo el aire se va distribuyendo a todas las partes de tu cuerpo. Debes dejar la mente en blanco y para ello intenta concentrar tu mirada, por ejemplo, en un punto lejano en la pared.

La tradición oriental dice que es positivo repetir una palabra sagrada como por ejemplo ”om” o ”ram”, pero en el fondo lo que necesitas es buscar un sonido que puedas repetir para eliminar el resto de tu cabeza y así evitar que ningún otro pensamiento se te cruce por la mente. 

¿Y después de eso.. qué?

El objetivo de la meditación es evitar malgastar energía, ya que en nuestra vida diaria siempre tenemos varias cosas al tiempo en la cabeza, por lo que no nos concentramos bien en ninguna de ellas. Por medio de la meditación lo que buscamos es liberar la mente para después poder utilizarla en plenitud y concentrarnos en las cosas más importantes.

Tienes que llegar a este estado de relajación, para empezar la meditación, de una forma natural. No intentes forzar la máquina o lo que vas a conseguir es el efecto contrario. Déjalo, no te obligues, quizás mañana encuentres mejor el camino hacia tu meditación.

Ten en cuenta que con un poco de práctica, aunque ahora te parezca imposible, lo que al principio puede parecerte increíblemente difícil luego puede realizarse sin necesidad de aislarte. Tienes que conseguir poder practicar la meditación en cualquier lugar y circunstancias. 

Cuando has conseguido alcanzar un control de tu respiración y dejar la mente en blanco ya estás meditando, aunque no lo parezca. Lo correcto sería que empezases por sesiones de 10 minutos hasta llegar a unos 30 minutos diarios. También puedes marcarte un día a la semana para hacer sesiones de una hora.

En este día especial prepáralo todo con más calma. Si ves que no puedes encontrar la paz interior por medio de la meditación tú mismo, no desesperes. Como en otros deportes, también hay monitores y guías que te pueden ayudar.