La infección por el VIH es actualmente una enfermedad crónica controlable. No obstante, quedan aún muchos retos por delante, tanto a nivel clínico, como preventivo y social. Una vez que es posible controlar la infección, es fundamental disminuir el retraso diagnóstico. Además, en este momento es importante prevenir y tratar precozmente diversas comorbilidades. Algunas son afecciones renales u óseas -causadas por el propio VIH y por el tratamiento antirretroviral-.
Vivir y envejecer con el VIH plantea importantes retos que garanticen una buena calidad de vida a largo plazo. Para afrontar estos retos es necesario concienciar a todos los ‘implicados’ en el manejo del VIH: médicos de diversas especialidades, instituciones, ONG y las personas que viven con VIH.
En palabras de su coordinador general, Jorge Garrido:
Con Implícate permitimos que las personas con VIH puedan vivir con mayor tranquilidad y esperanza, les acompañamos con información, actuando así de manera proactiva ante su calidad de vida”.
Un enfrentamiento ”cara a cara” con el virus
La campaña ‘Implícate’ cuenta con la imagen real de tres personas que viven con la infección, algo nada habitual en este tipo de campañas, ya que según reconocen los creadores del proyecto, “el VIH sigue muy estigmatizado en nuestra sociedad”.
Una de las protagonistas de la campaña es Cristina Quiles, con VIH desde hace diecisiete años: afirma que este tipo de campañas son importantes porque “se trata de que la sociedad se implique y se interese en conocer lo que es el VIH y normalizar una enfermedad que ha tenido tan mala fama”.
Con la campaña ‘Implícate’ se quiere poner de manifiesto la necesidad de educar a la sociedad sobre la realidad del VIH, la importancia de la comunicación con el médico y la labor de las asociaciones de pacientes.
Usando como lema ”IMPLÍCATE en tu VIH. Responsabilízate de tu salud”, la campaña tiene estos objetivos:
- Informar sobre cómo influye la infección, los hábitos de vida, el tratamiento y las comorbilidades en la calidad de vida a largo plazo.
- Destacar los aspectos positivos del tratamiento antirretroviral frente a los posibles efectos adversos.
- Empoderar al paciente para que auto gestione su salud e “implicar” al resto de personal sanitario, instituciones, etc.