Los virus y las bacterias, como agentes patógenos que son, acceden al cuerpo humano a través de puertas de entrada, como mucosas o heridas abiertas. Una vez dentro de nuestro organismo, nuestras defensas se movilizan para fabricar anticuerpos específicos capaces de luchar contra los invasores.
¿Quién sale en nuestra defensa?
Las células que forman parte de la respuesta inmune son los linfocitos estos se dividen en dos grupos, los linfocitos B (LB) que producen anticuerpos y los linfocitos T (LT) responsables de la detección de los microorganismos y respuesta inmune.
Dentro de los LT encontramos un tipo de células denominadas CD4 y/o células coadyuvantes. Cuanto mayor es el número de estas células más fuerte es nuestro sistema inmune y su capacidad de dar respuesta ante virus y bacterias. En un individuo sano el nivel de CD4 es de 1.000 células por mililitro de sangre.
Este nivel es variable y puede aumentar o disminuir dependiendo de si la persona se encuentra, por ejemplo, atravesando un proceso gripal o una etapa de elevado estrés en cuyo caso el sistema inmunológico se verá mermado al estar luchando contra virus o factores estresores.
¿Qué es el sistema inmune?
Podríamos definir el sistema inmune como un muro defensivo contra agentes externos que ponen nuestra salud en juego. Cuanto más grueso sea el muro que nos protege del frío o la lluvia mayor será nuestro bienestar.
Este muro se puede medir a través de un recuento de CD4, estas células son como un radar para nuestro escudo defensivo y detectan cualquier amenaza que entra en el organismo y genera anticuerpos para luchar contra él.
¿Cómo lo vulnera el VIH?
El VIH es como un ‘come cocos’ que lentamente se alimenta del escudo de una persona hasta dejar el muro tan delgado y frágil como el papel, en este caso el recuento de CD4 es inferior a 200 y se considera que el individuo ha desarrollado la enfermedad sida.
Es decir el VIH -el ‘come cocos’, para entendernos- ha apagado nuestro ‘radar’ dejando al sistema inmune incapaz de detectar agentes externos y de generar anticuerpos para defenderse. Por esta razón el diagnóstico precoz del VIH permite a una persona evitar el desarrollo de la enfermedad y mantener un sistema inmune competente.
Ya sea porque la progresión del virus es lenta, no precisando tratamiento, o bien porque en caso de tener un sistema inmune comprometido -alrededor de 350 CD4- las personas pueden ser tratadas con la medicación que frena la reproducción del VIH, teniendo como resultado el fortalecimiento de sus defensas.
Por otro lado el VIH también se puede medir a través de técnicas capaces de cuantificar el nivel de virus en plasma, es lo que conocemos por el test de carga viral; es decir, el número de copias de virus que hay en un mililitro de sangre.
Menos de 50 copias se considera una carga viral indetectable, 10.000 copias o menos es nivel bajo de carga y 50.000 o más es una concentración alta de carga. Tener una carga indetectable no significa que no se tenga VIH sino que se tiene pero en tan pocas copias que no se pueden contar.
En este caso, al contrario que el recuento de CD, a mayor nivel de carga viral nuestra salud podrá verse más afectada. En cambio, con una carga viral indetectable el sistema inmune se verá fortalecido. El nivel de carga también es variable, no es estático en el tiempo, cualquier infección -sea la que sea- puede hacer aumentar la concentración de carga en sangre, incluso una vacuna reciente puede tener como consecuencia un aumento en la carga viral durante un tiempo.
El efecto que tienen los tratamientos antirretrovirales supone mantener un nivel de carga viral bajo o indetectable, y como consecuencia mantener un sistema inmune competente. Además, entre otras ventajas, las personas con VIH con carga baja y/o indetectable reducen los riesgos de transmisión del virus.
¿De qué manera nos prevenimos?
Dicho esto es necesario señalar que la prevención no ha de quedar sólo en el diagnóstico precoz del VIH -cuanto antes un individuo conozca que tiene VIH mejor será su pronóstico sobre la infección y no desarrollará sida ni otras enfermedades oportunistas- o la administración del tratamiento antirretroviral -se ha demostrado que las personas con VIH en tratamiento con carga viral indetectable reducen considerablemente la transmisibilidad del virus-.
La mejor medida preventiva es el uso de preservativo y lubricante en nuestras prácticas sexuales, la prevención no es un juego de una carta, no suele haber estrategias excluyentes sino de varias herramientas de las que podemos hacer uso para nuestra salud y bienestar.
Salud y sexo.