Alessandro Santoro, el rebelde, un parroco que lucha por el colectivo LGTB

La edición impresa de ‘El Mundo’ se ha hecho eco de un incipiente movimiento en la iglesia italiana que tiene en Alessandro Santoro a una de sus caras más reconocibles. Santoro, el rebelde, desafía una y otra vez a la voz oficial de la iglesia católica con una postura conciliadora e integradora hacia los homosexuales católicos del país transalpino.

Una barriada pobre..

Los caminos de La Piagge (un distrito pobre del extrarradio de Florencia) y de Alessandro Santoro se cruzaron en 1994, cuando el sacerdote fue nombrado parroco de esta deprimida barriada.

Pronto Santoro comienza a labrarse un nombre que suena de manera diferente según donde se pronuncie: en las altas esferas de la iglesia italiana suena a amenaza, mientras que en los sectores más marginales es un eco de la salvación.

A sus 45 años, Santoro (que siempre oficia la misa ataviado con una llamativa casulla del arcoiris) sigue oponiendose de manera frontal a que la postura oficial de la iglesia sea la del rechazo del colectivo LGTB. De este modo, su parroquia prefabricada se ha convertido desde hace una década en un altavoz de entendimiento, comprensión y empatía.

”Deberían dejar de considerar como verdades absolutas cuestiones que posteriomente tendrán que admitir como errores, como ya antes ha ocurrido en el pasado”, indica un parroco que también sabe lo que es el rechazo. En 2009, fue suspendido durante seis meses como sacerdote por haber casado a una transexual y su pareja (que llevaban casados 26 años por lo civil).

Sin embargo, Santoro no se deja silenciar por la postura oficial de la iglesia católica y en 2012, lanza un nuevo desafío; comienza a repartir la comunión de los homosexuales que acuden a su parroquia. Es más, Santoro anuncia que los cursos prematrimoniales que se imparten en su parroquia están abiertos a todo el mundo, es decir que cualquier persona del colectivo LGTB que quiera iniciar una vida en pareja según los preceptos católicos será recibida con los brazos abiertos.

Un movimiento más amplio

Santoro no es la única voz disidente dentro del seno de la iglesia italiana. El parroco forma parte del sector más progresista de la iglesia, que en septiembre pasado enviaron una carta al cardenal arzobispo Giuseppe Betori en la que pedían un cambio de actitud de la iglesia hacia la homosexualidad y el fin de toda discriminación contra las personas LGTB.

En concreto, el texto solicitaba a las autoridades eclesiásticas que abrieran la puerta a los homosexuales católicos, permitiéndoles el acceso a todos los sacramentos, y en particular su participación en la eucaristía.

Tras esta primera petición los firmantes han hecho pública una segunda carta en la que animan a la jerarquía católica a ”dejar de considerar verdades absolutas cosas que, como ya ha ocurrido en el pasado, con el tiempo considerará un error” y afirman estar dispuestos a ejercer incluso la objeción de conciencia y permitir a los creyentes abiertamente homosexuales recibir la eucaristía sin la autorización de las autoridades eclesiásticas.

Y es que como el propio Santoro afirma: ”La iglesia no se puede enrocar siempre detrás de los cánones. Las reglas son necesarias pero no puede haber reglas más fuertes que el amor”