La nación del líder político más poderoso del mundo tiene una de las peores leyes que podamos imaginar de represión de la comunidad LGTB. Una norma que además de silenciar y relegar a la más absoluta ignominia a su población homo, bi, trans e intersexual, comienza a exportar a otros estados que no tienen la suficiente independencia económico política como para neutralizar sus exigencias.
En este sentido, Human Rights Whatch ha difundio el informe ‘Licencia para dañar: Violencia y persecución de personas y activistas LGBT en Rusia’ en el que denuncian que la aprobación de la norma legalizó de forma implícita la discriminación de las personas LGTB, que incluye el acoso y la violencia contra el colectivo.
Según narra el informe, las autoridades rusas no cumplen con su obligación de prevenir y juzgar actos de violencia homofóbica, por ello una cada cada vez mayor de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero han sido agredidas y hostigadas en distintas regiones del país.
Estigma y persecución
A través de sus 85 páginas, el informe evidencia con testimonio de decenas de personas LGTB de 16 ciudades rusas diferentes que sufrieron ataques o intensa persecución debido a su orientación sexual o su identidad de género. Los hostigamientos y ataques -que contemplan hasta secuestros- fueron llevados a cabo por grupos organizados y particulares desconocidos en la vía pública, los transportes, clubes nocturnos, cafés y en una entrevista de trabajo.
La mayoría de las personas entrevistadas afirmaron que estos problemas se intensificaron desde 2013 y que están presentes en su vida diaria. También activistas LGBT enfrentan actos de violencia física y persecución en eventos públicos organizados en reclamo de la igualdad de las personas del colectivo, mientras la policía no adopta medidas adecuadas para prevenir los ataques y protegerlos frente a actos de violencia.
Tanya Cooper, investigadora sobre Rusia de HRW, ha afirmado:
A pesar de que la violencia que experimentan las personas LGBT en Rusia está claramente motivada por la homofobia, las autoridades ignoran de manera deliberada que estos actos constituyen delitos de odio y no protegen a las víctimas.’
Miedo a la policía
De las 78 víctimas de violencia y persecución homofóbica y transfóbica entrevistadas para el informe, 22 no denunciaron a la policía las agresiones sufridas debido a que temían ser hostigadas directamente por miembros de esta fuerza y no creían que la Policía respondería seriamente a los ataques.
En el mismo sentido, numerosas víctimas consideraban que denunciar las agresiones a la Policía era una pérdida de tiempo. De hecho, cuando las víctimas sí habían planteado una denuncia policial, fueron muy pocos los casos en que hubo una sucesiva investigación.
Al no frenar ni sancionar la violencia y la agresión homofóbicas, las personas LGBT y quienes defienden sus derechos quedan expuestas a un mayor riesgo de ataques”.
Human Rights Watch determina finalmente que si bien Rusia cuenta con leyes contra los delitos motivados por odio, las autoridades de aplicación de la ley no reconocen como delitos de odio ni siquiera a los ataques homofóbicos más aberrantes. En palabras de Cooper:
La llamada ley contra la ‘propaganda’ LGBT no protege a ninguna persona, pero sí otorga a los homofóbicos un motivo más que conveniente para considerar que las vidas de las personas LGBT tienen menos valor para el gobierno […] El gobierno ruso debería derogar la ley y detener la discriminación contra sus ciudadanos LGBT.’