La FELGTB pide la dimisión del Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz

Petición clara de dimisión

Volver a cuestionar en términos anticientíficos el matrimonio igualitario, votado y apoyado por la inmensa mayoría de los españoles y avalado recientemente por el Tribunal Constitucional, es utilizar su posición de Ministro de toda la ciudadanía para intentar imponer unas ideas reaccionarias y excluyentes

FELGTB pide al Presidente del Gobierno que exija la dimisión de un Ministro que es capaz de anteponer sus creencias religiosas a su obligación de gobernar bajo una Constitución y para todas y cada una de las ciudadanas y ciudadanos españoles.

Además, sus palabras demuestran un desprecio absoluto de las evidencias científicas, así como de la realidad cotidiana de miles de familias españolas.

‘Las personas LGTB tenemos hijos’

Las declaraciones más controvertidas del ministro se recogían de esta manera: ‘Si nos oponemos al matrimonio entre personas del mismo sexo, no podemos usar argumentos confesionales. Existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada’.

Isabel Gómez, vocal de familias de la FELGTB, expresa así su sorpresa: ‘¿Cuántos años han de pasar hasta que algunos fanáticos se enteren de que las personas LGTB tenemos hijos y que estos hijos han de ser reconocidos y respetados por sus gobernantes? No se puede tolerar que el responsable de Interior desconozca hasta ese punto la sociedad que gobierna’.

Clara y contundente

Boti García Rodrigo, Presidenta de la FELGTB (en la imagen), pide, indignada, la dimisión del Ministro del Interior: ‘Con esas palabras, el señor Jorge Fernández Díaz demuestra su incapacidad para comprender una sociedad plural -algo intolerable en un Ministro del Interior-, su escasa inteligencia que no le permite comprender cuestiones básicas de biología, su extremismo religioso, por intentar imponer las ideologías más retrógradas del catolicismo, y su inoportunidad política, por reabrir un debate más que cerrado por la sociedad en plena situación de injustísima crisis económica’