En el cómic ‘Persépolis’, Marjane Satrapi define entre viñetas en blanco y negro, el profundo cambio social que se ha producido en Irán desde que la revolución islámica de 1979 introdujese el fundamentalismo religioso como brújula a la que seguir.
Poco o nada queda de la ocupación inglesa y del pasado persa de esta histórica región y en la actualidad la ‘sharia’, la policía islámica, las prohibiciones, la represión y la violencia social marcan el día a día de los iranís.
Por supuesto que no todos lxs ciudadanxs sufren de la misma manera. Los disidentes oficiales (mujer, colectivo LGTB, minoría suní) se ven obligados a vivir en un infierno diario de silencio y marginación.
Olvido y soledad
Un reciente reportaje llevado a cabo por Ali Hamedani para la BBC nos muestra el pérfido rostro del horror al que se ven abocados los miembros del colectivo LGTB que viven en Irán.
En el país ser homosexual está penado con la muerte y según han revelado varios iranís a Hamedani, desde las instituciones se está presionando a gais y lesbianas a someterse a un cambio de género, demostrando un desconocimiento de lo que es la comunidad.
En efecto, esta ‘ayuda’ que proporciona el estado (la misma que encontrar bacalao salado en mitad del desierto) lo que demuestra es que desde las instituciones públicas se confunden dos términos diferentes: identidad y sexualidad.
Los partidarios de las políticas del gobierno argumentan que los transexuales iraníes tienen más libertad que en muchos otros países y se les ayuda a llevar una vida plena. Pero la preocupación es que la cirugía de reasignación de género se está ofreciendo a las personas que no son transexuales, y al parecer desde las instituciones se carece de la información para saber la diferencia.
El caso de la joven Donya así lo confirma:
Era muy joven y realmente no me entendía a mí misma. Pensé que si podía dejar de tener el periodo podría ser más masculino y me sometí a un tratamiento hormonal de siete años. Estaba bajo tanta presión que yo quería cambiar mi género tan pronto como sea posible… Sin embargo, cuando pasaron los años y pude hablar con otras personas me di cuenta de que realmente era lesbiana y estaba feliz con esta tendencia.’
No hay información fiable sobre el número de operaciones de reasignación de género llevadas a cabo en Irán. Khabaronline, una agencia de noticias pro-gobierno, informa los números de aumento de 170 en 2006 a 370 en 2010. Sin embargo, un médico de un hospital iraní dijo a la BBC que él solo lleva a cabo más de 200 operaciones de este tipo cada año.
Muchos, como Donya y Soheil, han huido. Por lo general, van a Turquía, donde los iraníes no necesitan visados. A partir de ahí que a menudo solicitan asilo en un tercer país de Europa o América del Norte. Mientras esperan -a veces durante años- que pueden ser resueltas en las ciudades provinciales socialmente conservadores, donde los prejuicios y la discriminación son comunes.
Una realidad siniestra, deplorable y demasiado dura…. Una realidad que merece ser conocida, para poder ser cambiada.