El amor en los tiempos del Grindr: ¡está en todas partes y a clics de distancia!

Apps por aquí y por allá, pero la clave es ser uno mismo

Por lo regular, lo que encontramos en aplicaciones como Grindr, Tinder, Manhunt, Surge (que es básicamente el Tinder gay), Scruff, etcétera, es un mundo muy diferente al de la vida real, y en estos tiempos, la costumbre de ligar “old school” — ya sabes, ir a algún antro, o una cafetería, o una fiesta y conocer a alguien haciendo contacto visual— ha caído prácticamente en desuso.

En las apps, lo que más abunda es el intercambio (o bombardeo) de nudes, dick pics y descripciones sobre los roles sexuales. Esto sucede en todas; desde las que están diseñadas para la interacción “inocente” (como lo es Tinder) hasta las que prometen sexo instantáneo (Grindr).

Así que ese es el lugar para reinventarse y ser quien “se quiere ser”, sin necesidad de ser uno mismo — aunque esto luego puede tener un costo—. Todo parte de una foto de perfil que tú consideres representa tu mejor ángulo, una frase atrevida, y lanzarse al ruedo.

Las apps de ligue definitivamente facilitan la interacción casual entre dos (o más) extraños que buscan un encuentro veloz. Nadie está obligado a nada en ese entorno, o al menos eso es lo que parece. Lo cierto, es que acostumbrados a vivir en el mundo digital, buscamos gratificación inmediata, y también, estamos más expuestos al rechazo.

Desde el momento en que nuestra carta de presentación en las redes sociales está definida por la selección personal de una fotografía que hable de nosotros de manera instantánea, el mundo se ha vuelto “adicto” a la reproducción gráfica de lo que presuntamente somos a partir de una imagen: El “hola”, que muchas veces queda sin respuesta, está condicionado a tener una foto que muestre si llenas el perfil de lo que la otra persona desea según sus cánones.

No falta quien dice que si ya sabes cómo es esto de las apps de ligue, sabes a lo que te arriesgas, y en cierta forma, es verdad:  se crearon para la interacción a partir de la atracción física, mediante una foto, aún si esto no permite una noción real sobre si existe química o no, con la persona.

Sin embargo, usar las apps de ligue no tiene nada de criticable; es lo que hay en estos tiempos, y es con lo que contamos. Lo único recomendable es que tratemos de tener en mente, lo que realmente esperamos de una aplicación digital: si es lo que realmente queremos o lo que nos han dicho que debemos querer. Su función, al final de cuentas, es resultado de hacer más inmediata la manifestación del deseo sexual y no necesariamente, la solución a la búsqueda de pareja.

Si un día llega alguien a tu vida a través de alguna app y te parece más interesante que atractivo, o no llena tus “expectativas” pero tiene algo que te llama la atención, intenta conversar con él. Quizá descubran que más allá de la atracción sexual o de un posible revolcón, podrían ser amigos. Y eso en estos tiempos, tampoco está nada mal.

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