El grupo feminista Femen lo tiene bien claro: cuando las instituciones no escuchan, hay que alzar la voz. Eso es lo que han hecho en plena sesión parlamentaria, defender a todo el género femenino a gritos de ”aborto es sagrado”.
La protesta ha sido encabezada por el rostro más visible del movimiento en España, Lara Alcázar, y ha comenzado cuando el ministro de Justicia se disponía a responder a una pregunta de la diputada de UPyD, Irene Lozano, sobre los cambios en el Código Penal para castigar con cárcel a los que ayuden a los inmigrantes sin papeles.
Las activistas no estaban invitadas por ningún partido, sino que han ejercido el derecho de todo ciudadano a asistir al Congreso dentro de las sesiones de turno libre. La protesta ha sido la habitual en el movimiento: algo rápido, visual y contundente.
Como en el resto de sus acciones, las activistas de Femen han salido a pecho descubierto. Al igual que los valientes -y los pobres- el movimiento feminista no se esconde en neolenguajes, en sotanas o subterfugios y decide actuar de desde el corazón y sin refugiarse en las distintas versiones del anonimato.
El presidente del Congreso, Jesús Posada, ha solicitado a los ujieres del fuerzas de seguridad de la Cámara que expulsará a las activistas que se han resistido al desalojo agarrándose a lo que tenían a mano.
Las detenidas han sido identificadas en las dependencias policiales del Congreso y posteriormente trasladadas a otra comisaria de Madrid, donde los agentes les tomarán declaración para después ordenar su puesta a disposición del juez por alteración del orden del pleno.
Apoyo de la izquierda
Tras los primeros minutos de incredulidad en el Congreso, las reacciones han sido previsibles. La izquierda ha apoyado la protesta en nombre de su máximo representante; Cayo Lara. Cuando ha tenido el uso de la palabra, el diputado de IU ha indicado que:
En un Parlamento en el que se aplauden leyes que hacen tanto daño a mucha gente a nadie le debería molestar que se aplauda una protesta a favor del derecho de las mujeres al aborto’.
La bancada azul del PP ha hecho gala de su pasión por el diálogo y han sido los únicos miembros del Congreso que han pitado la protesta y han gritado ‘fuera, fuera’ a las tres activistas. Tras la sesión, se ha visto a un Gallardón visiblemente indignado, resulta paradójico, pero ahora el ministro siente lo mismo que millones de mujeres ante su anacrónica reforma de la ley del aborto.