En nuestro país, la justicia ha dictado diferentes veredictos que han pasado a formar parte de la historia del colectivo LGTB. Sin tener que remontarnos en exceso en el tiempo hay que recordar que hace menos de un año el Tribunal Constitucional avalaba el matrimonio igualitario en España, al tumbar el recurso de la vergüenza (y ya de paso destapar las muchas vergüenzas morales que sostiene el partido de la gaviota) planteado por el PP contra esta ley.
Hoy leemos -y con no poca alegría- en el diario El País que la sentencia dictada por el Tribunal Supremo Gallego en relación a Charlotte Goiar (Vigo, 1972) se inscribe dentro de este grupo, puesto que marca un antes y un después para el colectivo LGTB en nuestro país.
El Supremo se ha postulado por primera vez a favor de una persona transexual y en contra de una comunidad autónoma que desde hace seis años ha estado haciendo malabarismos burocráticos para evitar hacerse cargo de la operación de reasignación de sexo.
De este modo, la comunidad autónoma deberá costear la operación quirúrjica -el precio de la operación oscila entre 15 y 25 mil euros- fuera del propio territorio gallego, puesto que dentro de sus terrenos no tienen ningún centro habilitado para ello.
La historia de Charlotte
La joven prefiere no ser definida como transexual. Charlotte Goiar afirma que sufre el síndrome de Harry Benjamin, una rara condición intersexual que ocurre en apróx. 1 de cada 100.000 nacimientos, en la cual la diferenciación sexual a niveles neurológico y anatómico no se corresponden. Así, una niña nacida con esta condición, parece ser un niño al nacer, su sexo cerebral es femenino pero su anatomía externa es masculina…y a la inversa.
En una entrevista concedida al diario ‘El País’ en 2012, Charlotte afirmaba que ‘‘no había sido feliz ni un día de su vida”. Un titular tan terrorífico como entendible para una mujer que esperaba a sus 39 años que alguien le concediera su primera oportunidad laboral o que alguna persona que no fuera su madre quisiera ser su amiga.
Hoy, la sentencia judicial ha borrado las nubes más negras del futuro del Charlotte que afirma que su periodo de adolescente le llegará a los 40… Pero para llegar hasta este justificado optimismo, Goiar ha tenido que sufrir más de lo que debería estar permitido en una vida.
En 2008, un juzgado de Vigo reconoció su problema pero desestimó la demanda reconociendo la incapacidad de la Xunta para realizar en sus centros públicos la necesaria vaginoplastia y la cirugía correctiva asociada. En el año 2012 logró su primera victoria en el Tribunal Superior, pero la sentencia todavía era recurrible…. Hoy el paso dado por la justicia ya es irrevocable y por fin Charlotte podrá mirarse al espejo y sentirse identificada con lo que ve.