Rafael Ribó, Defensor del Pueblo catalán, ha recomendado al Ayuntamiento de Barcelona que dispense a sus concejales contrarios a oficiar bodas entre personas del mismo sexo cuando le comuniquen ”objeción de conciencia” para declinar la presidencia de estas ceremonia.
Según Ribó, se trata de una medidas que evitar que ”circunstancias involuntarias” (= homofobia) afecten el ejercicio del derecho de toda persona a contraer matrimonio. Algo que, en su clara miopía democrática ‘promueve la igualdad de los matrimonios homosexuales y evita polémicas que fomenten la discriminación’.
El Síndic considera que la existencia de concejales abiertamente homofóbicos ‘no puede impedir el ejercicio del derecho que tienen todos los contrayentes a celebrar la ceremonia el día que lo soliciten’. No obstante, bien que obvia de manera implícita la obligación del resto a pagar los sueldos de estos servidores públicos.
¿De dónde surge esta infamia?
La resolución del Síndic viene motivada por el concejal presidente del distrito de Sarrià, Oscar Ramírez, quien alegó la citada ‘objeción de conciencia’ para no oficiar la boda solicitada por una pareja del mismo sexo que le correspondía presidir.
Ramírez ha explicado que en su ejercicio ha oficiado bodas del mismo sexo por habérselos encontrado por sopresa y ‘no tener estómago’ para no hacerlo -ni vergüenza, como podéis comprobar-.
‘Estoy en mi derecho y el Síndic me da la razón’, ha señalado Ramírez, lamentando la polémica que ha desatado y que le hayan acusado de homófobo -si quieres, te nombramos la nueva Conchita Wurst, cariño-.
A través de sus nota de prensa, el Síndic también sugiere que dé a conocer con suficiente antelación el turno de rotación del Ayuntamiento de Barcelona para celebrar ceremonias.