Human Rights Wacth ha publicado un extenso informe que señala a Malasia como uno de los peores países del mundo para las personas transgénero, apuntando directamente a las autoridades religiosas y del orden como instigadores de la violencia y la extorsión del colectivo.
‘I’m Scared to Be a Woman’, sustentado por entrevistas con más de cuarenta personas transgénero, culpa a los trabajadores del estado, políticos y líderes religiosos del repunte cada vez más virulento de la violencia contra la comunidad trans del país del sudeste asiático, que ha visto cómo han sido mermados sus derechos radicalmente.
Malasia, que se ha desplazado de manera paulatina hacia el fundamentalismo islámico en los últimas décadas, ha incluido leyes que criminalizan a ‘los hombres que hagan pasar por mujeres y viceversa’, así como las operaciones quirúrjicas de reasignación sexual.
Boris Dittric, directora de Incidencia Política de Human Rights Watch, ha manifestado al respecto:
Malasia es realmente uno de los peores países para ser transexual debido a sus leyes, los arrestos organizados por el Estado y los discursos de odio enarbolados por los políticos.’
El informe detalla cómo el primer ministro malayo, Najib Razak, se viste internacionalmente con un disfraz moderado mientras en su país ha declarado explícitamente estar en contra del pluralismo en la sociedad y las minorías sexuales.
A lo largo de sus 73 páginas, el informe también recoge testimonios de personas del colectivo y otros testigos de los abusos, que incluyen humillaciones públicas y violaciones por parte de la autoridad religiosa estatal, así como arrestos y pseudoterapias reparadoras.