Agentes sociales y Sanidad acuerdan el primer consenso para el abordaje del VIH en mujeres

El presidente de GeSIDA, Juan Berenguer, ha declardo en relación a esta histórica iniciativa que su constitución era ‘urgente’, ya que resulta necesario ‘brindar a la mujer una atención adecuada que evite sesgos de género y tome en consideración los aspectos biológicos, psicológicos y sociales específicos‘.

El documento, dirigido a los profesionales sanitarios que intervienen en la atención de estas pacientes, ha contado con la participación de especialistas de medicina interna con experiencia en el ámbito del VIH, especialistas en ginecología y obstetricia, pediatras y psicólogas.

Para ello establece una serie de recomendaciones que abarcan los diferentes aspectos de la atención de la mujer con VIH: desde las mejores prácticas relacionadas con el tratamiento antirretroviral en mujeres hasta las relacionadas con su salud emocional y sexual, pasando por el abordaje específico de la enfermedad en etapas como la adolescencia, el climaterio o el embarazo.

Desde GeSIDA se ha subrayado la importancia de este consenso a tenor de los datos disponibles sobre la evolución de la enfermedad y su incidencia en las mujeres, particularmente las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. Asimismo, lamentan haber tenido que limitar algunas recomendaciones por la falta de investigación específica hasta el momento en campos como las diferencias de toxicidad, seguridad y eficacia de los antirretrovirales entre hombres y mujeres.

Unas pautas terapéuticas ‘sencillas’

Entre otras recomendaciones, el documento subraya la importancia del apoyo psicológico para la revelación y aceptación de la enfermedad, y destaca que existe una asociación significativa entre la revelación de la enfermedad y la disminución de la adherencia al tratamiento debido al impacto emocional.

Asimismo, contiene otras recomendaciones como el uso pautas terapéuticas ‘sencillas, eficaces y poco tóxicas’ con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las adolescentes infectadas por el VIH o la necesidad de realizar la vacunación específica frente al virus del papiloma humano.

En relación con el embarazo, el Consenso señala que el test de VIH debe efectuarse a toda mujer embarazada y recomienda la realización universal del test de cribado en el tercer trimestre de embarazo. Asimismo, subraya que en las mujeres que llegan al parto sin conocer su estado serológico, se debe hacer un test rápido, ya que la cesárea electiva reduce la transmisión un 50%.

Sobre las mujeres con VIH que han llegado al climaterio, el documento de Gesida señala en primer lugar la importancia creciente de este colectivo, y destacan la de evaluar la edad de aparición de la menopausia, los síntomas asociados a la misma y otros problemas tales como el manejo de los factores de riesgo cardiovascular, los problemas emocionales y el envejecimiento prematuro.

El Consenso también dedica un capítulo específico a las neoplasias que aparecen en las mujeres con infección por el VIH, así los expertos ofrecen recomendaciones como realizar en el primer año, tras el diagnóstico de la infección por el VIH, dos citologías cervicales una cada seis meses- y repetirla anualmente en el caso de que ambas sean normales o la administración de la vacuna frente al VPH, tanto la tetravalente como la bivalente para prevenir el desarrollo de carcinoma de cérvix, de ano y de vulva y vagina.

También existe un apartado relacionado con la violencia contra las mujeres, donde el Consenso especifica que la evaluación del riesgo de transmisión del VIH y la propuesta de tratamiento antiretroviral profiláctica debe plantearse como una actuación clínico-legal en las mujeres víctimas de una agresión sexual.

Así, recomienda el tratamiento profiláctico post exposición a VIH, en los casos de violencia sexual, cuando el agresor tenga una infección por VIH conocida y la práctica o prácticas sexuales sean de riesgo. Si el riesgo de transmisión es bajo y se desconoce o no se puede determinar el estado serológico del agresor, los expertos recomiendan que la decisión de propuesta de tratamiento profiláctico antirretroviral sea consensuado entre el médico y la mujer que ha sufrido la agresión, valorando el riesgo y el beneficio.

En el caso de que se recomiende el tratamiento profiláctico post exposición a VIH, el Consenso señala que éste debe ser iniciado preferentemente en las primeras 6 horas posteriores a la agresión con un margen de hasta 72 horas.

El impacto del SIDA en la mujer

Según datos de ONUSIDA en su Informe de 2012, el 49% del total de los infectados por VIH en el mundo son mujeres -más de 16,7 millones-, siendo la incidencia significativamente mayor en las mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad; mientras en Europa,  según datos de los European Center for Disease Prevention and Control (ECDC), en el año 2011 se diagnosticaron un total de 28.038 casos en 29 países de la Unión Económica Europea, de los que el 25% correspondieron a mujeres.

En España, según datos de la Secretaría del Plan Nacional del Sida, desde el inicio de la epidemia se han notificado un total de 82.009 casos de sida. Durante el año 2011 se notificaron 844 casos de sida, de los que un 21,4% eran mujeres manteniéndose estable esta proporción en los últimos años. La principal práctica de riesgo para la adquisición de la infección en las mujeres son las relaciones heterosexuales (65,2%), seguida del uso de drogas por vía parenteral (21%).

En relación con los nuevos diagnósticos, y según datos facilitados por 17 CCAA que suponen un 71% del total de la población nacional, en el año 2011 se notificaron 2.763 nuevos casos de VIH, de los que el 16,6% fueron mujeres, con una mediana de edad de 35 años, siendo la transmisión heterosexual la principal categoría de transmisión: 83,2% frente al 20,1% en los hombres, donde la principal categoría de transmisión son las relaciones homosexuales: 64,3%.

La población inmigrante supone un total del 37,2% de los nuevos diagnósticos de VIH, porcentaje sensiblemente superior en las mujeres que representan más del 50% de los nuevos diagnósticos en mujeres. Entre las extranjeras, las mujeres que proceden de África subsahariana (46,6%) y Sudamérica (37,8%) son las más numerosas.

Sin embargo, ‘las mujeres no han estado suficientemente representadas en los ensayos clínicos y en la actualidad apenas constituyen entre un 12 y un 23% de la población estudiada’, señalan, al tiempo que afirman que ‘estos datos ponen de manifiesto la necesidad de monitorización de los antirretrovirales para manejar los efectos adversos y sugieren que se debe determinar si existe algún régimen terapéutico más adecuado y si se puede recomendar una dosificación óptima para las mujeres’.