Alemania y el tercer sexo
Hay dos maneras de hacer las revoluciones: o bien desde arriba o bien desde abajo. Alemania ha elegido la opción contraria a la trotskista y ha iniciado una verdadera rebelión desde las instituciones. La idea del país germano es crear unas plataformas gubernamentales más democráticas, más empáticas con las minorías, y que de estas emanen leyes más ecuánimes con las nuevas realidades sociales.
En este caso, la mecha fue prendida por una denuncia. Una activista LGTB denunció ante la ONU las continuas acciones para borrar todo rasgo de ambigüedad sexual y comenzó un trayecto bajo una recomendación del Tribunal Constitucional del país, que vino a decir:
”Siempre que una persona ‘sienta profundamente’ que pertenece a un determinado género, tiene el derecho de elegir la forma en que legalmente se identifica a sí misma.”
A partir de ahí el recorrido ha sido largo, pero desde las instituciones teutonas se ha andado el camino de la manera adecuada: con pausa y cautela.
El cambio de legislación supone una verdadera revolución social. Hasta ahora, en Alemania –al igual que en España- era necesario registrar el sexo del recién nacido que bien podía ser o ‘masculino’ o ‘femenino’. Sin embargo cuando entre en vigor la nueva legislación –el 1 de noviembre-, los progenitores tendrán otra opción más, puesto que a las dos tradicionales se ha añadido una opción más: ‘el tercer sexo’, para todos aquellos que no encajan en los patrones de género más clásicos.
Según datos ofrecidos por ‘El País’, este cambio de legislación ahorrará un gran sufrimiento a unos 400 bebés alemanes al año cuyo sexo no puede ser definido por tener, por ejemplo, testículos y ovarios (o, más frecuentemente, ninguno de ellos fácilmente apreciables), ya que los expertos internacionales estiman que alguna de las variantes de intersexualidad sucede en el 0,018% de las personas.
Sin embargo, el cambio es mucho más profundo de lo que podría parecer. Alemania va a tener que modificar una buena parte de su legislación –lo que supondrá la creación de un nuevo matrimonio igualitario puesto que hasta ahora la definición del matrimonio se establecía únicamente como unión de un hombre y una mujer— y a la vez realizar una profunda renovación de todos los documentos identificativos proporcionados por el estado.
La publicación alemana dedicada al derecho familiar FamRZ ha pedido que esa tercera categoría sea identificada con la letra ‘X’. Además, aunque todavía no hay detalles sobre cómo la nueva ley afectará el uso del género en otros documentos oficiales como los pasaportes, sí que se han trazado las líneas generales de la nueva normativa.
La nueva legislación brinda la posibilidad de que más adelante, en edad adulta, esas personas con sexo indeterminado puedan escoger si quieren estar bajo la categoría masculina o femenina. Pero también se ofrece la opción de quedarse bajo la categoría del tercer género o indeterminado y no tener que escoger en ningún momento de su vida entre ninguna de las dos opciones…sin lugar a dudas toda una ‘revolución legal’.