Herman Puig
Cuando uno piensa en un fotógrafo cubano que comenzó su trabajo en la década de los sesenta, es inevitable que a uno le vengan a la mente Fidel Castro, el socialismo y la revolución. Sin embargo, el universo fotográfico de Herman Puig consigue romper todo tipo de ideas preconcebidas mediante el lirismo que desprenden sus instantáneas.
Fundador de la Cinemateca de Cuba, arrestado por pornógrafo en la España franquista, activista del colectivo LGTBQ, artista multifacético, incansable estudioso de las formas y la luz…con la obra del artista cubano podemos redescubrir la belleza que emana del desnudo masculino.
Una de las mayores aportaciones, y más duraderas, del arte griego es la de considerar el desnudo masculino como un elemento de belleza sobre el que trabajar y a la vez deleitarse. Este concepto permaneció vigente en el mundo del arte hasta que la corriente del art-decó, en la década de los treinta del pasado siglo, iniciase una tendencia reaccionaria que terminaría desembocando en un nuevo tabú hacia el cuerpo del hombre como objeto de recreación artística.
Herman Puig es uno de los encargados, tres decadas después, de hacer añicos este tabú y regresar a un arte puro donde libertad del artista y la belleza son los principales ejes
Toda la obra del fotógrafo cubano está plasmada en blanco y negro. Con la ausencia de color, Puig quiere destacar todavía más la importancia de la luz y las sombras.
Cada instantánea del cubano se convierte en un juego donde las luces y las sombras se deslizan, muestran y esconden sentimientos, y saltan entre los vértices, y ángulos y de la desnuda piel de sus modelos
Una de las características más identificables en la obra del cubano es la ausencia de rostros. Puig quiere remarcar la importancia del desnudo un conductor de sentimientos, de este modo la habitual carga sentimental de las expresiones faciales se ven sustituidas por escorzos corporales
Pronto, muy pronto Herman Puig se identificó con el colectivo LGTBQ en su obra. Tras la muerte de Franco se instala en Barcelona, donde sigue residiendo en la actualidad. Ha expuesto en París, Madrid, Barcelona, Mallorca, Hamburgo, Stutgart y Miami, y en numerosos actos que tienen como objetivo final eliminar la discriminación que sufre el colectivo homosexual en su isla de nacimiento.
Herman Puig afirma que a lo largo de su trayectoria se ha encontrado con dificultades para encontrar modelos que quisieran posar desnudos ante su poética lente. El cubano afirma que todavía está presente toda una tradición judeocristiana en la que el pudor y la culpa ocupan una parte psicológica importante, y que él está tratando de derribar con sus obras
Herman Puig hace mucho hincapié en el hecho de que su obra no es ni para homosexuales ni para heterosexuales. ”Es una obra artística, que se defiende y existe por sí misma, sin más connotaciones ni anécdotas.”
Herman Puig retrata a un hombre puro. Sus modelos son despojados de cualquier elemento que pueda perturbar la figura masculina. El fotógrafo cubano consigue alcanzar el ideal clásico de belleza (aquel mítico canón de Policleto) mediante la sencillez y la pureza
¿Fotografías escultóricas o esculturas fotografiadas?, Herman Puig estudió escultura y pintura antes de dedicarse a la fotografía y eso se nota en sus obras puesto que trata de esculpir los musculos y nervios del cuerpo masculino a través de su lente
En las obras de Puig hay cierto estatismo que evocan lo eterno de la belleza, no en vano, es la busqueda principal de su trabajo, como el cubano afirma: ‘No necesito ser amado por la belleza, mi amor por la belleza me basta.’