Unos JJOO en clave erótica

Los fetichistas de la lycra tienen una cita irrechazable con el ciclismo. Además, si a las mallas ajustadas estilo spandex le sumamos el continuo movimiento de gluteos de los ciclistas y sus piernas duras como el marmol, tenemos un ejercicio que pasa de ser una mera actividad deportiva para convertirse en un ejercicio de hipnosis.

A lo largo de estos días, los JJOO copan toda la actualidad mediática. A los que no les gusta el deporte se ven atrapados en una vorágine de pruebas, medallas y analistas que convierten cada gesto, acción y marca de los atletas en algo profundo, sustancial.

Sin embargo, los JJOO también nos ofrecen otra versión, una cara más lúdica. La tecnología televisiva consigue mostrarnos la belleza de los atletas en formato HD endulzando poco a poco nuestro voyeurismo. No son sólo los espectadores que albergan pensamientos sucios. Tras los JJOO de invierno en los que se repartieron y agotaron 100.000 condones (14 por atleta), en Londres se han ofrecido 50.000 más.

Así, dejamos el análisis estrictamente deportivo para los medios especializados y te ofrecemos una versión erótica para que disfrutes de estos JJOO.

Aficionados o no, todos los espectadores tienen una cita ineludible con el balonmano. Sin lugar a dudas, la culpa es de los árbitros -sin tener ninguna relación con las teorías conspirativas de ese gran medio de comunicación que es el ‘Marca’- y de las reglas mismas de esta modalidad que permite el contacto entre jugadores.

Y es que a la imaginación le cuesta un mundo mantenerse centrada cuando chulazos de 1’90 no hacen más que agarrarse y darse achuchones…momentos demasiado lúbricos como para pasar desapercibidos.

Para los gimnastas, el deporte es trabajo y sacrificio. Y nosotros lo agradecemos, pues las horas y horas de gimnasio, proporciona a estos atletas unos cuerpos sacados del imaginario del mismísimo Miguel Angel.

Fuerza, precisión, potencia y danza se combinan para terminar de conformar unos ejercicios que se convierten en una delicia estética que consigue despertar todos los sentidos.

Simplemente el término ‘greco-romano’ es suficiente para ver la clásica sonrisita nerviosa en más de un rostro. Si además este concepto lo contextualizamos (luchadores fibrosos, ajustados maillots que no disimulan eróticos bultos, sudor y mucho, muchísimo contacto) dentro de los JJOO no habrá ningún valiente que pueda evitar dejarse seducir por este evento.

Pocos deportistas pueden competir -anatómicamente hablando- con los nadadores. Este deporte es uno de los más sacrificados y de los que machaca a más músculos del cuerpo.

El resultado es el soñado por todos los que nos sentamos delante del televisor; altura, envergadura, cuerpos fibrados, bañadores hechos de spandex que no esconden ninguna protuberancia de los nadadores…en definitiva, unos chulazos de tal calibre que hasta les perdonamos el ritual de echarse un buche de agua y escupirlo antes de comenzar cada carrera.

Si hay algo que despierta los instintos lúbricos de los espectadores ante un partido de voley playa es la conjunción entre los atletas y su entorno.

Y es que si juntamos a chicarrones de 1,90 de media y con un 3% de grasa en el cuerpo -vamos que tienen más fibra que una caja de cereales- junto a arena fina que se les queda pegada con el paso de los minutos, el resultado solo puede ser uno; más excitación por metro cuadrado que en un desfile de Jon Kortajarena.

El waterpolo combina lo mejor de la natación y la lucha para ofrecernos a chulazos con cuerpos hiperdefinidos que no paran de luchar debajo del agua…y nosotros encantados!!

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