Líderes del mundo en sus tiempos mozos

Muchísimo más inquietante es la foto del Primer Ministro Ruso, Vladimir Putin. Con esos ojos de nostalgia y decadencia en la propia infancia pocos no podríamos imaginar que al final desarrollaría esa personalidad tan poco común -por no decir ególatra-.

Y es que con esa cara de bichillo -y seguro que piernas de saltamontes- Putin de seguro que quiso dar un cambio radical a su imagen vulnerable y por eso actualmente no hay quien le tosa sin llevarse una buena colleja de sus ejercitados brazos.

Mirando la foto de la izquierda nunca pensaríamos que el hombre de mirada tan clara y apacible podía llegar a ser el azote del todo lo que tenga mínimamente que ver con Occidente.

En realidad se trata de uno de los retratos más acertados de los que estamos mostrando, pues si Ahmadinejad se caracteriza por el ataque continuo a todo lo yanki, de puertas adentro de su país se lo ve como el ‘amigo de la gente’, entre cuyos planes está el de promocionar el papel de las mujeres en la sociedad iraní -aunque veremos para qué, también-.

Y no podíamos acabar esta galería sin hacer una mención especial a lo pintón que era nuestro actual presidente del Gobierno en su juventud. Ropa proletaria, flequillito molón y pose de ‘habla, pueblo, habla’; se nota que las tendencias políticas de su juventud también controlaban su fondo de armario.

Poco o nada parecía intuir entonces Rodríguez Zapatero, pues con la felicidad que se le ve en la expresión más bien parece que tiene pensado acabar sus días ‘comiendo perita’ allá por los campos de León.

Al pintoresco primer Ministro italiano Silvio Berlusconi -sí, el mismo que felicitó a Barak Obama por su bronceado- se le conoce de sobra por sus múltiples metidas de pata, por tomarse bien en serio la idea de derecho de pernada y por sus supuestos sobornos camuflados como ‘estrategias políticas’.

No obstante, de joven debían cantar tanto o más todas estas excentricidades como sus modelitos, más propios de un mafioso wannabe que de un político emergente. Ay… parece que le influyó demasiado la trilogía del Padrino.

A otro nivel -y no te imaginas hasta que punto- se encuentra la canciller alemana Angela Merkel, en lo que supone uno de los documentos más curiosos entre los que hoy te acercamos.

En la fotografía podemos ver a una Angela muy joven -y muy elfa-, en un ambiente boscoso lleno de vegetación en el que suponemos que Kate Bush hubiera matado por grabar un vídeoclip. Qué pena de pedernal y de hojarasca, testigos de todo el despropósito estilístico de la época.

Aunque cueste imaginarlo, los presidentes de todos los países también han tenido que atravesar irremediablemente las pataletas adolescentes y el acné juvenil -como todo hijo de vecino- para llegar a la privilegiada situación en la que habitan en su madurez.

Ejemplos como el que tenéis aquí al lado, con Barack Obama, confirman que los líderes mundiales también han sido en algún momento personas -y hasta personas fumadoras-… aunque claro, siempre hay algo más grave -en este caso, los estilismos-.

Si quieres ver más políticos relevantes en las situaciones más cotidianas y relajadas de su juventud, pincha en la imagen para seguir leyendo.

Con esta pinta de actor en la manifestación Contra la Guerra se mostraba el joven Nicolas Sarkozy en sus buenos tiempos mozos, cuando presumía de pelazo y estilo en la mitad de los setenta.

Quién iba a imaginar -tras ver esta foto de juventud- que la vida lo llevaría a presidir la República francesa con el partido que menos pinta ni ganas tiene de poner en práctica políticas de izquierda.

Aunque si os gustan las pintazas no os podéis perder la fotografía del Primer Ministro británico Gordon Brown, que antes de conocer el laborismo y la macroeconomía, parece que triunfaba en las discotecas con sus calectines blancos y los pasos de baile de Morrisey.

Gordon, que tenía bastante cara ‘de enterao’ por aquél entonces, se secaba el pelo al aire, la chaqueta se la pedía prestada a su padre y ni la infame corbata con motivos florales que se colgaba era capaz de minimizar la aversión que el primer Ministro sufre cada vez que le tiran una foto.

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