Antes de comenzar este editorial valoro que es importante tener ciertos conceptos claros para evitar errores o malos entendidos.
Las personas transgénero / trans son aquellas cuya identidad de género y/o expresión de género es diferente de las expectativas culturales basadas en el sexo que se les asignó al nacer. Incluye personas transexuales / trans, con expresión de género diverso y otras definiciones de género alternativo. Este término es general, inclusivo y paraguas para los diversos conceptos.
Las personas transexuales son aquellas cuya identidad de género no concuerda con su sexo biológico o de asignación y que desea hacer o no, un proceso de transición con el fin de adecuar su cuerpo a su identidad, a través de procesos médicos y/o quirúrgicos.
Las personas con género fluido rompen con las normas de género, adaptándolo a cómo se sienten, a su identidad, a quien quieren ser, dependiendo del contexto, de las personas con las que se encuentren, etc. Pueden fluir todos los días, una vez al mes o una vez al año, no hay un tiempo determinado en el que se identifiquen de una manera u otra.
Van más allá de las barreras que impone el género binario, a veces se identifican como mujeres y viven, sienten, disfrutan, ríen o lloran como tales, y otras se identifican como hombres y se comportan, sienten, disfrutan, ríen o lloran como tales. Sus expresiones de género son diversas y no se ajustan al sexo asignado al nacer.
Usan los pronombres y su imagen corporal indistintamente, dependiendo de con cuál se sientan más cómodos, o simplemente géneros neutros.
La importancia de dirigirnos adecuadamente
Entiendo que para muchxs pueda ser difícil entender estas identidades binarias o no binaria, de hombre o mujeres, masculino o femenino, generando una confusión a la hora de dirigirse a una persona de género fluido o una persona transexual en su proceso de transición, pero el respeto debe estar por encima del género de la otra persona, porque al fin y al cabo somos sólo eso, PERSONAS.
Por ello un buen comienzo seria dirigirte a ellas con el género con el que ellas se refieren a sí mismas, así como con el nombre y pronombre que prefieran, dejando a un margen el sexo biológico, la imagen, y tu idea preconcebida de donde a tu la encajarías mejor. Sólo la otra persona sabe como se identifica y como quiere ser.
Si por accidente te confundes y dices ”él” o ”ella” cuando querías decir lo opuesto, no te disculpes demasiado, solo corrige lo que has dicho y continúa con lo que estés diciendo, cuanto más ímpetu pongas en el error más notorio será y más incómodo será para ambos/as la situación.
Es importante tener en cuenta cómo nos referimos a las personas respecto al pasado ya que no sería apropiado hablar con los pronombres opuestos a su identidad actual.
Si en el momento presente, se siente y vive la vida en femenino, nos referiremos del mismo modo hacia el pasado.
Ojo: Identidad y orientación sexual no es lo mismo
Otro punto importante, aunque ni siquiera debería importarnos, es la orientación sexual de las personas. No confundamos la identidad de género con la orientación sexual. Hay personas transgénero/ trans que son heterosexuales, gais, lesbianas, bisexuales, asexuales, pansexuales, etc. No caigamos en la trampa heteronormativa de ver una imagen personal femenina y dar por hecho que le gustarán los hombres o por el contrario ver una imagen o identidad masculina y presuponer que se vuelve loco por las rubias.
Creo que es importante conocer estos conceptos, pero por otro lado siento que si la base de las relaciones humanas se basasen solo en el RESPETO y en la ACEPTACIÓN sobrarían las ”guías de cómo relacionarnos”. Con una mente sin prejuicios, una escucha activa y empatía cualquiera podría saber como referirse a la otra persona sin herir, porque al final cuanto más queremos evolucionar y mostrar al mundo la variedad de colores, identidades y orientaciones que puede tener un ser humano, más malditas etiquetas generamos.
Avanzamos -no digo que no- en este sentido, se ha puesto de manifiesto en la comunidad educativa la importancia de utilizar la palabra transgénero, queer, etc., siempre como adjetivo y nunca como sustantivo. Es decir, siempre debe de ir acompañado de lo más importante, de la palabra persona, porque es lo que somos e indicando en un segundo término la diferencia; no es lo mismo decir Marta es transgénero, que Marta es una PERSONA transgénero.
Somos ”libres” pero siempre el sustantivo tiene que ir acompañado de un adjetivo que nos divide, que nos remarca la diferencia. El último paso que nos queda como humanidad, es hacer que esa diferencia solo sirva para enriquecernos y no para dividirnos.