En el año 2007, la Residencia de Estudiantes de Madrid fue declarada Patrimonio Europeo. No es de extrañar, desde el año 1910 se convirtió en el perfecto complemento educativo a la universidad y se erigió como uno de los principales núcleos de modernización científica y educativa de España hasta el golpe de estado perpetrado por Franco.
La escuela se hizo mundialmente conocida por acoger a las principales figuras de uno de los periodos literarios más brillantes de la historia: el que protagonizaron la generación del 27. Lorca escribiendo versos cerca de los limoneros que le recordaban a su tierra, Rafael Alberti componiendo los poemas más musicales del siglo (solo Paul Valery podría competir con las composiciones sonoras del gaditano), Unamuno convirtiendo reflexiones en himnos, Valle-Inclán buscando metáforas imposibles…
La Residencia de Estudiantes todavía guarda muchas historias entre sus fachadas de ladrillo visto y sus tranquilos patios. La exposición ‘Mujeres en vanguardia’ (que ha logrado reunir más de 400 documentos, libros, fotografías y obras de arte) nos cuenta una de estas historias que han sido difuminadas por el paso del tiempo. La de un grupo de pioneras españolas que se convirtieron en las primeras estudiantes del primer centro oficial creado en España para fomentar la formación superior femenina.
Una de las comisarias de la muestra, Margarita Márquez, ha explicado que el objetivo de esta exposición –organizada conjuntamente con Acción Cultural Española (AC/E)– es el de ‘divulgar una historia que no está escondida, pero cuesta hacerla visible’. Coincidiendo con el centenario de su inauguración, ‘Mujeres en vanguardia’ pone de relieve el papel pionero de las residentes bajo la dirección de María de Maeztu.
Solidaridad femenina
En el año 1910, la nueva Ley de Educación promovida por Julio Burell permite el acceso de la mujer a los estudios universitarios. De Maeztu, ‘inspirada por la Educación de Libre Enseñanza’, decide utilizar edificios vacíos de la Residencia de Estudiantes para poner en marcha el proyecto ‘no debido a una demanda, sino para crear expectativas’.
En ese primer año, se pasa de tres residentes a 30, y hasta el año 1936 se superará la cifra de 300, todas ellas mujeres de provincias que venían a Madrid a estudiar con permisos paternos. ‘Eran mujeres muy responsables, las familias gastaban mucho dinero y sabían que era una oportunidad’, ha señalado Márquez.
En este sentido, la comisaria ha reiterado que esos precios elevados se compensaban con un ‘afán femenino de ayuda’ tanto entre la dirección como entre los compañeros. ‘Si se podía compartir habitación, De Maeztu animaba a ello para ahorrar gastos y también había otras formas de ayuda’, ha apuntado.
Por las dependencias de la residencia pasaron como profesoras, alumnas o colaboradoras algunas de las mujeres más destacadas de la cultura española de la época, como María Goyri, Zenobia Camprubí, Victoria Kent, Josefina Carabías, María Zambrano o Maruja Mallo, entre otras.
La muestra, dividida en varias partes, sirve para contextualizar estos 21 años de funcionamiento de la residencia, interrumpidos por la Guerra Civil. La exhibición cuenta con testimonios sonoros de las protagonistas y una selección de algunas de sus obras artísticas, muchas de ellas realizadas durante su periodo de estancia.
Nombres como Delhy Tejero o Joaquina Zamora recorren las estancias de la residencia, así como el de otras artistas que, pese a no vivir allí, frecuentaban el entorno como Ángeles Santo o las hermanas María y Helena, hijas del pintor Joaquín Sorolla.
FECHAS y SEDE
1 de diciembre de 2015 – 27 de marzo de 2016
Residencia de Estudiantes
Pabellón Transatlántico
Calle Pinar, 23. 28006 Madrid
Precio: Gratuita
Horario: De lunes a sábado de 11 a 20 h.
Domingos y festivos de 11 a 15 h.
La exposición permanecerá cerrada los días 24, 25 y 31 de diciembre, y el 1 de enero.