En el año 2001 un fatídico mensaje detuvo la vida del fotógrafo alemán Dirk H. Wilms. Tres letras se clavaban como agujas en su cerebro: VIH, VIH, VIH… en efecto, el mensaje médico que nadie quiere recibir le había llegado a este artista, se había convertido en portador de un virus que lleva demasiado tiempo marcando vidas.
La enfermedad cambió la temática principal de trabajo de Dirk H. Wilms, que desde ese año ha centrado su actividad artística en una serie de autorretratos que agrupados bajo el título de ‘Un tipo de ausencia’ (‘A kind of abscense’) abordan el día a día de este fotógrafo y el VIH.
El proyecto se ha convertido en una especie documental artístico de la convivencia entre el artista, la enfermedad y todo lo que le rodea: miedo, sueños, frustraciones, rechazo, deterioro físico, amor. Un carrusel de sentimientos orbitan en esta rueda orgánica que crean los que tiene que convivir con un virus hasta el fin de sus días.
Una relación que no ha sido nada fácil de asumir para Dirk H. Wilms, como así lo afirma Vicente Keith, editor de la revista ‘Mascular’ y profundo conocedor de la obra del fotógrafo afirma que sufrió un shock que duró casi un lustro:
Después de su diagnóstico de VIH, Dirk H. Wilms se ocultó durante cuatro años. Tenía miedo de caminar por la calle y que la gente pudiese ver su condición escrita en su rostro. Así comenzó con los retratos, de algún modo quería estar encadenado a un lugar seguro. Al final, se liberó. Optó por utilizar el mismo dispositivo, su retrato, para liberarse del estigma de la serofobia y para asegurar su inmortalidad”.
A lo largo de un trabajo de más de una década podemos observar como en el rostro del artista se van diferenciando con mayor nitidez los primeros rastros visibles dejadas por el virus. Aunque el propio artista ha buscado soluciones estilísticas que borren los efectos del VIH, como un paso metafórico para superar el estigma de esta enfermedad.
Ahora la serie de instantáneas ‘Una especie de ausencia’, se podrán ver en la Gallery Market 21 de Berlín. Desde el 13 de noviembre hasta el próximo 9 de diciembre se podrán ver un total de 40 fotografías de este artista que se encargan de mirar a la enfermedad desde numerosos puntos de vista.
Un trabajo multiforme, estético, activista y que ejerce como método catártico:
Para mí la fotografía significa respirar vida y expresarme. Las instantáneas me ayudan a hacer que mis miedos, mis depresiones y mis pesadillas sean visibles para aquellos que se preocupan por ver.’