En la mayor parte de los Balcanes, la cultura del macho sigue estando muy presente. Tampoco es que los ciudadanos de la región dálmata se comporten como los salvajes Yanomamo, pero sí que es cierto que la tolerancia hacia el colectivo LGTB es uno de los principales lastres de la zona.
Por ello, cada avance logrado en esta zona se debe celebrar por partida doble. Así lo hicimos cuando pudimos levantar nuestra copa para celebrar que el Orgullo de Belgrado del 2014 era el primero en cuatro años en celebrarse sin ningún tipo de incidente, así lo hicimos cuando en Croacia se convirtió en el primer país de la zona en reconocer las uniones del mismo sexo y así lo volvemos a hacer ahora que el Orgullo de Montenegro se ha llevado a cabo en un ambiente en el que ha ganado la tolerancia.
Una marcha protegida por la policía
De este modo, este pasado domingo 2 de noviembre, cientos de activistas LGTB consiguieron teñir del color de la diversidad las calles de la capital del país.
Protegidos por cientos de policías antidisturbios, los participantes en el Orgullo pudieron marchar pacíficamente luciendo sus pancartas en las que se podía leer ”Vamos a amarnos unos a otros y ”esto acaba de empezar.”
A diferencia de años anteriores, el trabajo policial estuvo coordinado (antes de comenzar la marcha se detuvieron a varias personas que querían reventar el evento) y estuvo a la altura de un día tan simbólico. Daniel Kalezic, organizador del Montenegro Pride, resumía el sentir del resto de activistas:
Este año hemos tenido una mejor cooperación con las autoridades. Soy el hombre más feliz del mundo”.