Nikki Sinclaire, una política transexual en el parlamento europeo
Ante la proximidad de los comicios continentales, las elecciones al Parlamento Europeo tendrán lugar entre el 22 y el 25 de mayo del próximo año, las informaciones relacionadas con los europarlamentarios se ha multiplicado de manera exponencial.
A lo largo de estos días hemos conocido unas noticias preocupantes, de esas que uno nunca quiere leer. La formación de un nuevo partido europeo de extrema derecha liderado por la hija de Le Pen -igual de peligrosa que su padre, aunque todavía no haya agredido a politicas francesas– y el holandés Geert Wilders, es un hecho tan preocupante, que ya ha sido denunciado -entre otros- por los eurodiputados españoles de IU, PSOE y UPyD.
Sin embargo, cumpliendo esa máxima Zen de que nada es totalmente malo, nos encontramos con que la europolítica nos ha dejado una nueva noticia que se sitúa en las antipodas de la creación del partido de extrema derecha tanto por su condición como por su propia naturaleza abierta.
Nos referimos al caso de la eurodiputada británica Nikki Sinclaire. La mujer ha publicado una reveladora autobiografía que ya ha sido analizada y desgrranada por varios medios de las islas como el ‘The Sun’, que ha publicado una jugosa entrevista sobre la particular historia de Nikki.
En la charla, Sinclaire desvela que cuando apenas contaba con tres años comenzó a sentir que su cuerpo no se adecuaba a sus sentimientos:
Suena raro, pero yo sabía que algo andaba mal incluso entonces – Siempre he sentido que estaba en el cuerpo equivocado. Recuerdo que vestirse como una chica en mi primer día de clases. A continuación, comenzó a pasar cada día. Los otros chicos sabían que yo era diferente”.
El testimonio de Sinclaire es similar al de otros transexuales que afirman que hasta el cambio de sexo, su vida era un cúmulo de frustración y sueños rotos. Nikki afirma que comenzó a hormonarse a los 20 años y que las complicaciones en la cirugía de reasignación de sexo casi acaba con su vida, pero que todos los sufrimientos han merecido la pena:
Si no me hubiera convertido en una mujer que habría llevado una vida neurótica solitaria, siempre fuera de lugar, consultar a cesar los médicos y terapeutas a cargo del Estado. Dado que es me he convertido en una persona feliz, triunfador cumplido y he pagado, en impuestos, el costo de mi operación NHS muchas veces ‘.
El caso de Nikki es un buen espejo donde mirarse, tanto por los pasos que ha dado en su vida, como los que afirma querer dar en un futuro cercano puesto que como indica la política británica:
Siento fervientemente que la verdadera igualdad sólo ocurre cuando el color, el credo, el sexo o la sexualidad no es una etiqueta que se utiliza junto a un nombre”