El alquiler de una vivienda, la cena en un restaurante, la búsqueda de empleo o la visita al médico pueden tornarse en situaciones de vulnerabilidad para lesbianas, gais, transexuales y bisexuales. En el “Estudio 2013 sobre discriminación por orientación sexual y/o identidad de género en España”, investigación realizada por la FELGTB y COGAM, recogen las vivencias de 762 personas LGTB residentes en España y su autopercepción de la discriminación sufrida en diferentes ámbitos de la vida cotidiana.
El 44,6% de la población participante se ha sentido discriminada por su orientación sexual o identidad de género en algún establecimiento privado abierto al público, el 30% en el ámbito de la hostelería. Sin embargo sólo 1 de cada 3 tomó medidas, principalmente poner una queja en el propio local.
Más preocupante es, si cabe, que en el ámbito laboral se han sentido discriminadas el 31,2% de las personas encuestadas. Las bromas son el padecimiento en el 73% de las ocasiones, pero a ello se suma que casi la mitad (47,5%) ha sufrido trato discriminatorio por otros compañeros, 24% acoso aboral, 20% trabas en la promoción profesional y para casi otro 20% su identidad de género o su orientación sexual han supuesto una traba en la búsqueda de empleo. En este caso, dos tercios han tomado medidas, principalmente ante la propia empresa (30,9%), sindicato (9,2%) o asociación LGTB (8,8%).
La Administración pública ha sido un centro de discriminación para el 18%, y la sanidad pública para el 20,2%, pese a que son espacios donde no se muestra mayoritariamente la orientación sexual y por tanto se da por hecho la heterosexualidad de las y los usuarios.
Centros de enseñanza
Sin embargo, una vez más, vuelve a mostrarse que el principal lugar de discriminación para la población LGTB es el ámbito educativo.
El 76% ha sufrido homofobia, bifobia o transfobia en su centro de estudios, principalmente colegio o instituto, y ejercida por sus compañeros/as (92,8%). El 26,9% menciona también como victimario al profesorado.
Las víctimas, en su mayoría menores, se encuentran vulnerables, y sólo el 16% encuentra la determinación para tomar medidas ante este bullying, mayoritariamente quejándose ante el propio centro educativo (86%).
Denuncia
Sólo el 5% ha acudido a la Justicia tras haber sido objeto de LGTBfobia, aunque el 40,6% cree que debería haberlo hecho. Este desfase muestra una gran indefensión de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales ante la discriminación que sufren. Si bien el 55% no lo hizo por desconfianza en el sistema, el 29% no lo hizo por razones de visibilidad.
Salir del armario
El miedo a salir del armario paraliza, por tanto, a más de un cuarto de las posibles denuncias relacionadas con la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Numerosas personas siguen percibiendo que la revelación de su orientación es un riesgo para ellas y por tanto la salida del armario no es una opción libre.
Muchos comentarios que acompañaban a las respuestas iban en el sentido de la visibilidad. “No soy muy visible”. “Nadie supo que era gay”. “Si fuera amanerado o me vistiera de forma no convencional, sería discriminado”. “Me automargino para no tener problemas”.
Demandas
La fragilidad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales es un problema que las administraciones públicas deberían abordar con políticas proactivas que aseguren la igualdad real, una vez alcanzada la igualdad legal. Si la demanda de ayuda implica una visibilización que no todas las personas LGTB están preparadas para afrontar, deben ser las administraciones públicas las remuevan los obstáculos para el libre ejercicio de los derechos de toda la ciudadanía.
“Mientras en el Congreso debaten sobre una ley que quiere eliminar la educación contra los prejuicios basados en orientación sexual e identidad de género, lesbianas, gais, transexuales y bisexuales tenemos que seguir lidiando contra la discriminación desde nuestra infancia. La homofobia, la bifobia y la transfobia son problemas reales que la administración se niega a abordar, con las consecuentes consecuencias en nuestras vidas”, ha destacado Esperanza Montero, presidenta de COGAM.
La presidenta de FELGTB, Boti García Rodrigo, ha afirmado que “los datos son muy preocupantes y no pueden ser más claros: hace falta una Ley de Igualdad de Trato y No discriminación. No es un tema partidista ni ideológico, es un tema de seguridad jurídica urgente para una parte de la ciudadanía.”