Cuando protestar es cosa de ovarios

Protestas en femenino

El clima político y social que se vive en Rusia cada vez produce una mayor extrañeza. Medvedev y Vladimir Putin están haciendo del exgigante soviético un señorío particular en el que se mueven a sus anchas, sin ningún tipo de miramiento ético o legal.

Los ciudadanos están viendo como poco a poco se van recortando derechos que en ciertos colectivos comienzan a ser preocupantes; en San Petesburgo se ha prohibido la publicidad homosexual, se ha equiparado la homosexualidad y la pedofilia y la persecución de los colectivos minoritarios por parte de las altas instancias es cada vez más insistente.

Para empeorar aun más la situación, la cada vez más estrecha relación entre el Kremlin y la iglesia ortodoxa no hace más que dificultar la normalización de los colectivos minoritarios, que ante está situación se han lanzado a realizar una serie de protestas por todo el país

Iniciativa mediática

Entre todas las propuestas la que ha terminado teniendo una mayor repercusión en los medios ha sido la protagonizada por las ‘Pussy Riot‘. El grupo punk saltó al estrellato en Rusia tras un concierto ofrecido en la Plaza Roja de Moscú en el que lanzaban proclamas contra Vladimir Putin.

Sin embargo, el reconocimiento mundial llegó con la segunda gran acción del grupo. El 21 de febrero, ofrecían un irreverente concierto improvisado en el altar de la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, el templo más importante del país.

En el mismo, interpretaron una canción con un rezo implorando a la Virgen María que salve a Rusia de liderazgo del actual primer ministro y presidente electo, Vladímir Putin. ‘¡Virgen María echa a Putin!’, decía el estribillo.

Los guardianes del status quo en el país eslavo actuaron con celeridad. Prisión sin fianza para las tres jovenes hasta que comience un juicio (24 de junio) por el que se las podrá condenar hasta a siete años de cárcel por ‘instigar al odio interreligioso’.

Las ONG’S han sido las primeras en poner la voz de alarma acerca de este asunto. Amnistia Internacional se ha referido a las tres componentes del grupo como prisioneras de conciencia y ha exigido su inmediata puesta en libertad puesto que ha existido una ”dura e injustificada reacción” por la ”expresión pacífica de convicciones políticas”.

El caso ha vuelto a poner en primera plana de la actualidad rusa la división social que hay en el país. Una minoría ultraortodoxa clama al cielo para que la justicia termine imponiendo una dura sanción (que califican como ejemplarizante), mientras que la mayor parte de la población (estando más o menos de acuerdo con la actuación del grupo) afirma que cualquier tipo de condena sería un claro retroceso de los derechos de los rusos…el tiempo aclarará más de una duda y nos indicará si la clase política rusa sigue el camino hacia la libertad que ya ha tomado el resto de la sociedad del país.

‘Punk Prayer’ de Pussy Riot

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