Los peores anuncios televisivos
Sensodyne
Actimel y Sensodyne son dos productos completamente distintos pero que tienen mucho en común. O al menos en lo que a anuncio se refiere.
Ambos quieren ser un producto milagro, con unos efectos que no acaban de hacerse realidad y tiran de dos personajes públicos con bastante buena fama.
En este caso, Sensodyne se decanta por una de las muñequitas de Telecinco, Carme Chaparro, que quiere convencer al público de que este dentífrico es lo mejor que te puedes echar a los dientes.
Y para dar credibilidad a los resultados, sus dientes. Blancos y cuidados. Lástima que ese efecto haya tenido que ser a golpe de talón.
Kalia
Como recién comprada. Así es como queda la ropa después de hacer uso de uno de los productos de la marca Kalia.
Resultados reales o no, el de Kalia es un anuncio sexista. Una vez más un producto vuelve remarcar la imagen de la mujer en la cocina -y en la lavadora- como la única capaz de hacer frente a las labores de la casa.
Campofrío
Un poco más gracioso y con chispa al menos, pero no por eso bueno, es el de los cascos azules de Campofrío.
Como si de una película se tratara, los productos campofríos nos cuentan que son tan populares que llegan hasta los lugares más recónditos e imposibles.
Y por si fuera poco, se sitúan a sí mismo al nivel de canciones que, por muy tontas que sean, han conseguido dar la vuelta al mundo unas cuantas veces.
Si está claro que no hace falta ser ingenioso sino saber a quién juntarse.
Mixta de Mahou
Érase una vez una mixta y un mixto que se enamoraron, fueron felices y comieron perdices.
Como si de un cuento para niños se tratara y pensando que el consumidor es tonto, Mixta de Mahou monta un anuncio que no tiene ni pies ni cabeza. Y que por muy gracioso que pueda resultar, teniendo en cuenta que es publicidad, la conclusión es que después de tanto dinero gastado, los de Mahou no tienen mucho buen argumento para vendernos su producto.
Menos mal que hay algunos que saben sacarle partido al anuncio, parodiando y dándole un poco de vida a tanto enamoramiento mixto.
Mixta
Y si el anterior no hay por dónde cogerlo, mucho menos el que le precedía.
Dos gatos chinos desafiando a la buena suerte se pasan los veinte segundos de anuncio jugando a ‘piedra, papel o tijera’ para enseñarnos lo cuadriculados que pueden llegar a ser los chinos que ni ganarse una cerveza pueden.