A pesar de que no es un museo dedicado al arte moderno, el Prado cumple los vicios androcentristas del arte que denunciaron de una maravillosa manera las Guerrilla Girls.
La pinacoteca nacional tiene obras de más de cinco mil artistas masculinos frente a las 41 mujeres que tienen obras en su catálogo, confirmando la máxima de que si eres una mujer y quieres estar en un museo lo más sencillo es que poses desnuda para un artista masculino.
Además de ser eurocentrista y reaccionaria, la historia del arte es tremendamente machista como lo demuestra el hecho de que hayan hecho falta 200 años de vida para que el Prado abra sus puertas al arte femenino.
Los números resultan tan increíbles que causan sonrojo. Y es que si hace siglos los prejuicios les cerraban los caminos artísticos a las mujeres, en la actualidad, los prejuicios se muestran más disimulados pero hacen el mismo daño.
Una elección que ha sido comentada por Miguel Zugaza, director del Prado:
Cuando decidimos organizar esta exposición no era consciente de que se trataba de la primera vez que el museo la dedicaba a una mujer. Nos alegramos mucho por este hecho, pero no se trata de una perspectiva de género, sino de calidad’.
La obra de Peeters que se exhibirá hasta el próximo 19 de febrero de 2017, está compuesta por bodegones, fechados entre 1611 y 1621. Pionera de este género, sus cuadros están plagados de alimentos como aves y pescados u objetos puestos sobre la mesa y considerados de lujo para la época.
Peeters dejó también otro tipo de pistas en sus obras, incluyendo a menudo autorretratos reflejados en las superficies de las jarras o de las copas –la muestra recoge seis en total. ‘Era una mujer que tenía ganas de mostrarse, pero siempre discretamente por la sociedad de su tiempo’.