‘Ficha Técnica’
Título original: ‘Amy’
Duración: 127 minutos
Nacionalidad: Reino Unido
Director: Asif Kapadia
Género: Documental
Reparto: Amy Winehouse
Guión: Kay Cannon, basado en el libro de Mickey Rapkin
Estreno en España: 17/07/2015
Distribución en España: Vértigo Films
Calificación: 8.5 / 10
Sabías que…
- ‘Back to Black’, el segundo álbum de Amy Winehouse, vendió más de 12 millones de copias por todo el mundo de 2006 a 2008 y fue galardonado con 5 premios Grammy.
- El guionista y director Asif Kapadia es responsable del laureado ‘Senna’, el documental del piloto de automovilismo brasileño Ayrton Senna.
- ‘Amy’ ha sido exhibido con notable éxito en la última edición del Festival de Cannes.
- El londinense barrio de Camden Town instaló el año pasado una estatua para homenajear a su célebre vecina.
¿Qué me espera?
El próximo 23 de julio se cumplen cuatro años de la amarga desaparición de Amy Winehouse, el fenómeno mundial que recuperó los sonidos tradicionales de la música jazz y soul para narrar su amarga historia vital a través de sus melancólicas y desgarradoras composiciones.
Tocada por la misma tragedia que otras cantantes legendarias del jazz -pues en sus propias palabras Amy ”no era cantante, sino cantante de jazz”- como Billie Holiday o Bessie Smith, la Amy Winehouse que nos muestra el filme de Surkin poco tiene que ver con la superficilamente presentada en los medios de comunicación. Para el director, Amy Winehouse fue una mujer perseguida hasta la muerte por la depresión, agudizada por la instrumentalización a la que la sometía su entorno más íntimo.
La cinta comienza con vídeos caseros de la cantante en su pre adolescencia, en la que ya se apreciaba una imponente capacidad de improvisación musical, y es secundada en los títulos de créditos por el audio de su primera actuación pública, en la que ejecutó el clásico ‘Blue Moon’.
‘Amy’ nos muestra en esta primera parte los honestos pensamientos de los amigos/as de juventud de la cantante: cómo era la vida con sus compañeras de piso y cómo conoció a Nick Shymansky, su primer representante e incondicional referencia vital.
Vídeo: Grabación de ‘Back to Black’ con Mark Ronson
El primer giro que soprenderá en el documental es que Amy Winehouse no fue víctima de la fama, fue la exposición pública la que intensificó y perpetuó los traumas que había enfrentado desde la niñez, en particular el abandono de su padre y la neutralidad y conformismo de su madre.
A través de las letras de sus propias composiciones, inteligentemente rotuladas para subrayar y contextualizar su contenido con los capítulos de la vida de la cantante, desentrañaremos las tribulaciones que atormentaban su día a día cual espada de damócles encima su reconocible moño. ¿Las peores? Las que vivió junto a su marido Blake Fielder, que consciente de que vivía con la ”gallina de los huevos de oro”, no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerla dependiente, tanto de de él como de las más nocivas drogas.
Hacia la mitad del metraje, la cinta incluye de manera más mayoritaria los comentarios de grandes personalidades de la industria musical y las presentaciones de Amy en programas televisivos, giras y otras actuaciones; temporadas en las que más le azotaba su tendencia autodestructiva. Sin embargo, también deja claro el gran empuje de la artista para ordenar sus pensamientos en favor de un fin musical, como fue la publicación de su globalmente conocido ‘Back to Black’.
Encumbrada como estrella internacional y con su marido recientemente encarcelado, la cantante comienza a separarse de sus amigas de la juventud, de quien escucharemos las declaraciones más descorazonadoras después de la muerte de su abuela, que funcionó como gatillo de su enfermedad. La procrastinación y la abulia que le produjeron sus hábitos tóxicos entran entonces en una peligrosa escalada.
La historia que prosigue la conocemos por los titulares de la prensa, pero el documental aporta los eslabones necesarios para poner en perspectiva todas las broncas, desajustes y cancelaciones de conciertos de la artista. Algo que por ende, explica la oposición de los padres de Amy al estreno del documental, aparentemente más preocupados hoy en día por el volumen de donaciones de la fundación con su nombre que administran.
El fatal desenlace de los acontecimientos invita a reflexionar sobre la idea de que Amy Winehouse no tuvo un problema con el alcohol y las drogas, lo tuvo con la vida; y que además de una desproporcionada ingesta de alcohol, a Amy la mató la tristeza. Una realidad que es de dificil deglución para una generación apuntalada en los mismos enclenques pilares de autoestima y realización frente a la implacable y cruel exigencia del tráfico de talentos.
Sin duda, en ‘Amy’ asistimos al retrato más ecuánime y razonable de una artista que vivió con heroicidad y no temió pisar la raya para rematar su identidad mítica, y -como agudamente apuntan en las notas de presentación del filme- se convirtió por propio derecho en la primera gran cantautora británica del tercer milenio.